Once millones de automóviles Volkswagen han infringido las normas de antipolución establecidas por las autoridades encargadas de la protección medioambiental. Este hecho ha pasado desapercibido hasta el momento gracias a la labor de los ingenieros de la multinacional, que mediante la informática eran capaces de reconocer si el vehículo se estaba sometiendo a una prueba oficial o no.
Así, y de una forma completamente discreta, el software en el Módulo de Control Electrónico (ECM) incorporado en los automóviles manipulaba el sistema de control de emisiones, cumpliendo los niveles de óxidos de nitrógeno exigidos cuando estaba siendo examinado y superándolos entre 10 y 40 veces durante su uso habitual.
Esta trampa fue descubierta hace más de un año durante la realización de un estudio sobre energías alternativas en la Universidad de Virginia Occidental. En el laboratorio se logró reproducir las condiciones reales de circulación de los vehículos, que no coincidían con los datos suministrados por la empresa. Esto se comunicó a la Agencia de Protección Medioambiental (EPA), que inició su propia investigación y probó las sospechas. Además, los gobiernos de Alemania, Estados Unidos, Italia, Francia y Corea del Sur también se han implicado en el descubrimiento del caso.
Los expertos de la marca alemana, en primera instancia, afirmaron que se trataba de un error técnico y que los controles no estaban bien calibrados. Sin embargo, el escándalo ha acabado siendo reconocido por el máximo responsable de la multinacional, Martin Winterkorn, que ha dimitido esta misma mañana. Tras el deterioro de su imagen y la fuerte caída de las acciones, el jefe del grupo ha afirmado que “Volkswagen necesita renovarse, también en términos de personal”. “Estoy dispuesto a abrir el camino de la renovación con mi renuncia”, añadió.
La reforma a la que hace referencia el presidente de la empresa también atañe al sistema utilizado en los vehículos, que se modificará para ajustarse a las exigencias impuestas y, por consiguiente, afectará al rendimiento. Así, el cambio podría restar potencia y también atractivo a los automóviles diésel de la marca.