Juan Goytisolo ha sido galardonado con el mayor mérito de las lenguas en castellano por una vida dedicada a la literatura. Goytisolo, novelista, escritor de libros de cuentos, de ensayos o poesía, está considerado como uno de los narradores más importante de la generación del medio siglo. El escritor, en su discurso de aceptación del premio, ha sido muy crítico con la situación política, social y económica que atraviesa España en la intervención más breve de la historia del premio.
El autor de obras como El circo, Juegos de manos o Señales del futuro, con sus 84 años está considerado como uno de los escritores más relevantes en la lengua castellana actualmente. Goytisolo fue un intelectual rebelde al franquismo. Nació en Barcelona en 1931, fue profesor de literatura en Nueva York o Boston y actualmente vive en Marrakech. En 2008 se le concedió el Premio Nacional de las Letras Españolas y en 2012 fue distinguido con los premios Cultura, Planeta y Océanos Sostenibles.
En el discurso, uno de los más reivindicativos de la historia del galardón, titulado A la llana y sin rodeos, el escritor ha querido sobre todo revindicar la justicia social y la obra de Miguel de Cervantes. "Volver a Cervantes y asumir la locura de su persona como una forma superior de cordura, tal es la lección del Quijote. Al hacerlo no nos evadimos de la realidad inicua que nos rodea. Asentamos los pies en ella”. "Digamos bien alto que podemos. Los contaminados por nuestro primer escritor no nos resignamos a la injusticia", esta ha sido la cita más comentada del discurso de Goytisolo, por su clara referencia al partido emergente Podemos.
Goytisolo ha conseguido decir muchas cosas en muy poco tiempo: ha hablado del paro, del drama que supone que el 20% de los niños en España vivan por debajo del umbral de la pobreza, de la corrupción, etc. También ha hecho una crítica a sí mismo por el hecho de ser galardonado con un premio durante su vida literaria activa. Ha asegurado que el arte es atemporal, que hay obras de arte que no comienzan a valorarse hasta décadas o siglos más tarde y que, por tanto, "ser objeto de halagos por la institución literaria me lleva a dudar de mí mismo, ser persona non grata a ojos de ella me reconforta en mi conducta y labor".
El último galardonado con el premio más relevante de la literatura en nuestro idioma ha querido utilizar esta oportunidad para reivindicar todo aquello que a su parecer no funciona, pero para dejar un mensaje de esperanza: el cambio es posible.