El Oleg Naydenov estaba denunciado por pesca ilegal en la Unión Europea por Greenpeace, además de tener la prohibición de pescar en Senegal. El pesquero llegó el 2 de marzo a la isla canaria e iba a partir a Mauritania antes de que se incendiase mientras estaba atracado. Al no poder extinguir el fuego la Capitanía Marítima decidió adentrarlo unas 30 millas en el mar para evitar que se dañasen otros buques.
La idea de llevarlo a alta mar ha sido muy criticada, debido a que un posible vertido resulta más difícil de controlar y el riesgo ecológico se incrementa. Enrique Pardo, perteneciente al área marina de la Confederación de Ecologistas en Acción, ha confirmado que cualquier operación se complica en mar abierto y que el control de un posible accidente es mucho menor en alta mar.
Salvamento Marítimo ha comunicado que ha movilizado medios para comprobar si se ha producido un vertido y una aeronave ha detectado restos de combustible, que se dirigen hacia el suroeste. Pedro Mederos, Capitán Marítimo, defiende que no se trata del fuel que transportaba sino que se debe a la sentina del barco.
Por su parte la delegada del Gobierno en Canarias, María del Carmen Hernández Bento, ha defendido que “el riesgo de que se produzca un vertido es muy pequeño” y también ha subrayado que "se intentó por todos los medios salvar el barco". A pesar de que han indicado que no existe peligro de vertido, Julio Barela de Greenpeace alegó que el buque "ha estado varios días ardiendo y el casco puede estar muy tocado".
Este hecho ha recordado al Prestige, el buque petrolero que se hundió el 19 de noviembre de 2002 en Galicia. Sin embargo, de producirse el vertido, tendría menos amenaza porque este buque transportaba 77.000 toneladas de fuel frente a las 1.400 del Oleg Naydenov.