Cada vez es mayor la rapidez con la que avanzan los hutíes, apoyados por Irán, hacia el sur y amenazan a la ciudad de Adén, donde huyó el presidente Abd-Rabbu Mansour Hadi. El domingo tomaron el aeropuerto de Taez, considerada la tercera ciudad del país. Además, están a las puertas del estrecho de Bab al Mandeb, por el cual circula gran parte del tráfico marítimo mundial.
Si las milicias hutíes toman el estrecho de Bab al Mandeb, “Irán será el principal beneficiado”, declaró el analista político yemení Basem al Hakimi a la agencia France Press. Irán tiene el control del estrecho de Ormuz, por lo que si los milicianos que apoya ocupan el de Bab al Mandeb, dicho analista afirma: “Tendrá otra carta para presionar a las potencias mundiales en las negociaciones sobre el programa nuclear iraní”.
El estrecho de Bab al Mandeb es estratégico por ser la puerta de conexión entre el mar Rojo, al sur, y el canal de Suez, al norte. El embajador de Egipto en Yemen, Yusef al Sharkaui, lo califica como “una línea roja”, puesto que “más del 38% del tráfico marítimo mundial pasa por este estrecho”.
Tras la reunión que se celebró el pasado domingo del Consejo de Seguridad de la ONU, indicó a través de Yamel Benomar, su enviado especial para Yemen, que el citado país está orientado a “una guerra civil” a causa de “una división creciente entre el norte y el sur”. La situación, según Benomar, apunta a un resultado similar al de Libia o Siria.
El norte de Yemen está controlado por las milicias hutíes. En cambio, en el sur predominan Al-Qaeda en la Península Arábiga y elementos del Estado Islámico de Irak y Levante. El jefe de las milicias hutíes, Andel Malek al Huzí, defiende su avance por la necesidad de frenar a los yihadistas, y, por otra parte, culpa al presidente por ser “una marioneta en manos de las fuerzas del mal, dirigidas por Estados Unidos” y de promover un complot “financiado por Arabia Saudí y Qatar”.
El presidente Hadi huyó el mes pasado de Sana, capital yemení, a causa de romperse un acuerdo con los hutíes, el cual consistía en compartir el poder cuando éstos invadieran la ciudad en septiembre. El Parlamento yemení permanece disuelto y el Ejército se ha fragmentado entre partidarios de Hadi y del expresidente Saleh.