Para poder celebrar el torneo de pádel en el anfiteatro romano de Mérida, el edificio necesitará pistas portátiles, gradas, instalaciones de acceso, zonas de recepción y se le añadirá una gran estructura de varias toneladas de peso que aplastarán la estructura original del anfiteatro. La oposición ha criticado esta decisión, es por ello que el presidente extremeño cree que el evento deportivo se ha utilizado con motivos políticos, como consecuencia a la cercanía de las elecciones autonómicas y municipales que tendrán lugar el 24 de mayo.
El presidente de la región ha defendido que no va a ir en contra de “los criterios de profesionales que saben de este tema", sólo dará marcha atrás si los técnicos encargados de supervisar el proyecto ponen algún reparo, el resto son críticas "electoralistas", ha afirmado.
También ha alegado que “el patrimonio tiene que estar al servicio, siempre que sea respetuoso con él la sociedad, ya que si no habría que ponerle una urna de cristal y no es aconsejable”.
En la rueda de prensa, ha defendido que va a celebrar un evento deportivo, que era para lo que se usaba hace 2.000 años el anfiteatro y también ha puesto un ejemplo para todos aquellos que dudan sobre esta actividad: “en Verona, en un gran coliseo, se instaló una pista de patinaje, y fue proyectado a nivel mundial sin que los expertos en patrimonio dijeran nada en contra", añadió.
Esta noticia ha causado mucho revuelo en asociaciones, arqueólogos, ciudadanos y formaciones políticas. El candidato socialista a la alcaldía de la capital, Antonio Rodríguez Osuna, ha pedido al gobierno extremeño que reconsidere la idea de celebrar el torneo en el histórico enclave. Por su parte, el secretario general del PSOE de Extremadura, Guillermo Fernández Vara, confesó que no le parece razonable que en un sitio donde no dejan cantar se juegue al pádel.
Javier Porras, director general de World Padel Tour, ha asegurado, en la página web del torneo, que este es un proyecto deportivo que nada tiene que ver con intereses políticos y ni mucho menos tiene intención de poner en peligro un monumento de interés cultural, Patrimonio de la Humanidad. Los responsables técnicos del circuito explicaron que no se iba a modificar la estructura de uno de los pocos anfiteatros romanos en España.