La mañana del miércoles despertó con grandes ausencias en las aulas de los institutos y universidades. El motivo de dicha ausencia fue la nueva normativa estatal impuesta por el Ministerio de Educación, denominada 3+2, que consiste en acortar los grados a tres años, añadiendo dos años de máster. El Sindicato de Estudiantes ha tratado el miércoles como “jornada histórica” de paros en secundaria, bachillerato y universidades con un respaldo entre “el 75 y el 90%”. No obstante, se espera que el jueves haya una respuesta mayor, con las “movilizaciones más grandes en 20 años”, ha declarado Ana García, portavoz del sindicato.
Mientras tanto, en la facultad de Ciencias de la Información de la Universidad Complutense de Madrid, la mayoría de los estudiantes coinciden en que han asistido para revisiones de exámenes. “Teníamos que venir a ver los resultados de los exámenes y a las revisiones”, ha comentado Irene Sarmiento, estudiante de comunicación audiovisual. Aunque se posiciona a favor de la huelga, no podrá asistir a la movilización de Atocha –a las 12 del mediodía-.
En paralelo, David Álvarez Rivas, profesor del departamento de Periodismo III de la mencionada facultad manifiesta su apuesta por estas movilizaciones, pero asegura que la huelga es “una forma extrema de movilizarse y no se debe abusar porque si no pierde fuerza y efecto”. Asimismo, el profesor subraya que esta huelga ha cometido un error: “La falta de unión con otros sectores, como con los profesores”.
La secretaria de Estado de Educación, Monsterrat Gomendio, ha denominado la marcha como “un seguimiento insignificante” y ha dado las gracias a los alumnos que asistieron a clase. Aunque debido a la controversia, el ministerio defiende que este decreto -que flexibiliza la duración de las carreras- es opcional para las universidades y que además supondrá un ahorro para las familias.