Asumiendo la dirección de su partido, Pablo Iglesias se presentó ante toda España no ya como el recién nombrado secretario general de Podemos, sino como el candidato oficial del “cambio” a la presidencia del Gobierno tras obtener 95.311 votos, un 88,6% de los mismos. En las elecciones celebradas por parte del partido, han participado 106.488 simpatizantes, menos de la mitad de los aproximadamente 250.000 inscritos a Podemos. De esta forma, Iglesias asume la dirección de todos los órganos del partido, es decir, no se enfrentará a distracciones internas y podrá concentrar todos los esfuerzos en su “asalto” a La Moncloa. El líder del partido ya ha tomado sus primeras medidas, aprobando una Ejecutiva de once personas elegidas por él mismo.
El líder de la tercera fuerza política presentó su programa político como la respuesta a los grandes problemas de España: el paro, la desigualdad y el endeudamiento. Así, el líder define a Podemos como “una escoba para barrer la suciedad de la corrupción y del desastre al que la casta está llevando al país”. Además, declara que el objetivo crucial del grupo político es la apertura de un proceso constituyente para “abrir el candado” de la Carta Magna del 78, rompiendo con un régimen que se derrumba y su sistema corrupto.
Iglesias pretende llevar “el derecho a decidir” a todos los ámbitos, defendiendo que se puede discutir “de todo y con todos”. Ha reiterado su defensa de la nacionalización, de una España unida, pero mediante un proceso constituyente, “decidir juntos”. En la misma línea se encuentra su respuesta a la pregunta ¿Monarquía o República?, en la que apoya que el jefe de Estado de un país no puede ser nombrado por tener sangre azul sino que la ciudadanía debería elegirlo por las urnas.
Desde el nacimiento de su partido, hace 10 meses, pretende acabar con el bipartidismo convirtiéndose en una nueva alternativa; ya que los dos partidos políticos predominantes, PP y PSOE, “son lo mismo en cuestiones estratégicas, ambos han rescatado los bancos y han votado el 70% de las cosas juntas en el Parlamento”. Pablo Iglesias ha asegurado que si es elegido presidente del Gobierno y no cumple su programa, los ciudadanos tendrán la posibilidad de revocar su nombramiento.
Preguntado por algunas polémicas declaraciones sobre el asunto de Venezuela, el líder de la formación sigue manteniendo que envidia ciertas actitudes de este país, como la revocabilidad de Hugo Chávez. También se ha defendido frente a quienes le acusan de haber recibido dinero de este país latinoamericano, y les ha advertido de que denunciará estas calumnias para acabar con la “impunidad política”.
A la espera de unas futuras elecciones generales, Pablo Iglesias ha declarado que no se presentará a las municipales y que su partido es la alternativa del bipartidismo político que viste a España desde el nacimiento de la Democracia en 1978.