Dados los hechos, todas las miradas estaban puestas en este evento deportivo, ya que desde el día siguiente al atentado, ambos países hicieron un llamamiento a los aficionados de este deporte para acudir al estadio de Wembley y mostrar su apoyo a Francia, que vive uno de los momentos más tristes de su historia reciente.
Anoche se vivió algo diferente y sin precedentes. El estadio recibió a los aficionados –mayoritariamente ingleses-, con el lema francés de “Liberté, Egalité y Fraternité” en las pantallas gigantes de la entrada y con los colores de la bandera francesa que decoraba el arco que exalta el estadio.
Cinco minutos antes de empezar el encuentro, llegó el momento más esperado del partido: el canto al unísono de la Marsellesa. Ambas aficiones entonaron el himno francés. Al mismo tiempo, las gradas se tiñeron de azul, blanco y rojo y el príncipe Guillermo y los dos seleccionadores -Roy Hodgson y Didier Deschamps-, ofrecieron flores con la bandera tricolor. Después, todos los jugadores se abrazaron con un brazalete negro para rendir homenaje a las 129 víctimas que perdieron la vida en París.
Los aficionados al fútbol vivieron un partido distinto. En el encuentro de ayer, la victoria de la selección inglesa y los goles de Alli y Rooney pasaron desapercibidos ya que sobre todo, en el partido de ayer se demostró que el fútbol puede hermanar a dos países para mirar hacia la misma dirección.