Jugadora del Infantil B, esta pequeña es la única chica que milita en las filas de un equipo masculino. Lleva dos años haciéndolo porque no hay más niñas de su edad para formar un equipo propio y a lo largo de estos años, Lucía se ha formado y está igual de capacitada que el resto de sus compañeros. "Al principio, cuando comencé a jugar en el equipo, me quedaba un poco asombrada porque no sabes qué hacer con tanto chico alrededor, pero luego, ya eres como uno más", dice.
Ella es un ejemplo de mujer que vive en un mundo de hombres. En su caso, es casi por obligación, pero está satisfecha. Las patadas, o los gritos de protesta van en contra de todos. "A mí, si me tienen que dar una patada, me la dan, y yo también", señala.
En el equipo ya se han acostumbrado a jugar con Lucía. Gorka, un compañero de filas, dice que "es buena" y que la diferencia es que "las chicas son un poco más miedicas, pero en el caso de ella, si tiene que entrar al rival para quitarle la pelota, entra y se la quita, ella no tiene problema". Además, Gorka apunta que "la defienden como a uno más del equipo y que todos son sus amigos".
Lo más duro: no compartir vesturario
Que Lucía sea la única chica, no hace que se libre de las regañinas del entrenador. "Lucía, estamos jugando al fútbol y no haciendo tonterías", es lo que se oye en un momento del entrenamiento por parte de su técnico Víctor, que no tiene ningún tipo de pudor para regañarla, como a otro más del equipo. Además asegura que no es tan fácil entrenar a un equipo así porque el nivel es diferente. “Con ella tenemos que trabajar aspectos relativos a la fuerza, para que llegue al nivel del resto".
Pero, sin duda, lo más duro para ella, y el resto del equipo, según su entrenador es "el no poder compartir vestuario con el resto de compañeros. Tenemos siempre que buscarle uno aparte".
El caso de Lucía es el claro ejemplo de que la igualdad está cada vez más cerca en el mundo del fútbol. Ella es una de las muchas mujeres que desde pequeñas sacan valor, coraje y valentía para luchar por la igualdad, y quién sabe si algún día, esto ocurra al revés, que un niño juegue sólo con niñas porque no tenga equipo propio.