“Viajar es vivir”, solía mencionar Hans Christian Andersen, el escritor danés que escribió cuentos tan reconocidos como La sirenita , El soldadito de plomo o El patito feo. Las compañías de vuelos low cost y los albergues juveniles a precios asequibles para el bolsillo del viajero, hacen que traspasar nuevas fronteras sea más fácil que nunca.
No existe en toda Europa un Estado más estricto con la bebida que Noruega. En este país nórdico, como ocurre en Suecia, los supermercados tienen prohibido vender cerveza generalmente a partir de las ocho de la tarde. Las botellas de mayor graduación, alrededor de cuatro quintas partes del total, quedan limitadas a las licorerías estatales, llamadas Vinmopolet, donde los altos impuestos elevan sus precios hasta las nubes. El Estado persigue el alcoholismo con estas medidas, en especial entre los más jóvenes.
La vida en Finlandia puede resultar excesivamente cara, especialmente para los bolsillos de un estudiante erasmus. Un país donde los precios en los supermercados pueden llegar a ser disparatados en comparación con cualquier país europeo (con la excepción de Noruega) los estudiantes tienen que hacer juegos malabares para cuadrar las cuentas, sobre todos los españoles, puesto que la cuantía de sus becas es inferior a las de la mayoría de sus compañeros europeos. Las ventajas que tiene ser estudiante en el país nórdico ayudan en este cometido.