David Álvarez, profesor de Estructura y Sistema Mundial de la Información en la Universidad Complutense de Madrid, explica que la evolución que ha sufrido el periodismo español se debe a factores diversos como la irrupción de los medios digitales, la disminución del interés por el papel y la gran crisis de publicidad en los grandes periódicos que es un efecto directo de la crisis económica. En consecuencia, actualmente conviven dos modelos. De un lado, la prensa tradicional (El País, La Vanguardia, El Mundo y ABC) y, del otro, los nuevos medios digitales (Infolibre, El Español y los ya nombrados).
La aparición de nuevas tendencias no es exclusiva del caso español. En otros países europeos como Holanda el número de lectores de papel ha ido en declive desde hace varios años. Según la web del European Journalism Centre (Centro Europeo de Periodistas), solo cuatro periódicos nacionales superan las 100.000 copias diarias, entre los que se encuentran De Telegraaf en primer lugar, seguido por Algemeen Dagblad, De Volkskrant y NRC Handelsblad. Con la llegada de Internet, la mayoría de ellos abrieron su versión online mientras, a su vez, nacían nuevos medios exclusivamente digitales como Nu.nl (1999) o De Correspondent (2013).
No obstante, Frank Harbers, profesor de Estudios de Periodismo en la Universidad de Groningen (Holanda), defiende que a pesar de que los periódicos no se encuentran en su mejor momento debido a la disminución de tiradas y a la necesidad de innovar con formatos digitales, “no debemos llamarlo crisis porque han conseguido estabilizarse y lo están haciendo bien”. Álvarez, sin embargo, se muestra más crítico con el panorama español cuando sostiene que los medios tradicionales sufren una crisis de credibilidad y de financiación. “Mientras los digitales han acostumbrado a sus lectores a pagar por los contenidos, el refuerzo de las páginas web de los tradicionales no ha ido de la mano de buscar fuentes de financiación y por eso viven muy condicionados por los ingresos publicitarios”, explica el experto apoyándose en el ERE del Grupo Prisa (El País, As, entre otros), el más transnacional que está presente en 22 países.
Un mismo continente pero con distintos modelos
La organización Free Press Unlimited (Libertad de Prensa Ilimitada) admitió el pasado mayo su preocupación por las nuevas tendencias europeas, ya que muchas regiones del continente han sufrido un gran descenso en libertad de prensa durante los últimos diez años. No obstante, la institución señaló a los Países Bajos como la excepción de esta decadencia. El país obtuvo en 2014 la primera posición en la clasificación mundial de libertad de prensa realizada por la Freedom House (La Casa de la Libertad) y un año después quedó segundo por detrás de Finlandia. Durante este 2016, se ha mantenido en esa posición según Reporteros sin Fronteras.
España se coloca varios escalones por debajo, en el número 34 de una lista que incluye 180 países. La desigualdad entre los dos estados se explica a partir de la teoría de Hallin y Mancini sobre los Sistemas Mediáticos Comparados. Según este estudio, que incluye a 18 democraciasoccidentales, Holanda pertenece al Modelo Noreuropeo o Corporativista Democrático mientras España forma parte del Modelo Mediterráneo o Pluralista Polarizado.
Entre las particularidades de cada grupo, una de las diferencias principales se halla en el grado de profesionalización. En el caso holandés, Harbers asegura que los medios tienen una alta profesionalidad y una limitada intervención del estado. Los periódicos holandeses utilizan estrictos códigos internos para mantener su misión social y permanecer alejados de los intereses políticos y comerciales. Álvarez recuerda que “en el norte de Europa usan una tradición de libertad de prensa de decenas de años que juega en su favor. No ven los medios de comunicación como un brazo largo para sus vaivenes políticos sino como garantes de un contrapoder”. En el caso hispano, por el contrario, los bancos y las empresas constructoras siempre se han utilizado como grupos de presión, asegura el experto.
Mecanismos actuales que garantizan la autonomía mediática
La libertad de prensa está recogida tanto en la Constitución española como en la holandesa. Sin embargo, la Freedom House se muestra contraria a ciertos aspectos de ambas legislaciones. Por una parte critica de los Países Bajos que insultar a la monarquía o la policía suponga un hecho delictivo. Asimismo, se opone a su reglamentación sobre la protección de fuentes, ya que a pesar de los dos proyectos de ley presentados en 2014, en Holanda los periodistas todavía pueden ser obligados a revelar sus fuentes cuando se trate de casos criminales graves. Como amenazas a la libertad del país mediterráneo, denuncia la Ley Orgánica para la Protección de la Seguridad Ciudadana que entró en vigor en julio del 2015, más conocida como Ley Mordaza. Además, pone de manifiesto algunas lagunas relacionadas con la Ley de Transparencia del 2013.
Aparte del sistema legal, existen también otros instrumentos para asegurar la autonomía de los medios, como por ejemplo las asociaciones. La más significativa en el país norteño es la NVJ o Nederlandse Vereniging van Journalisten (Asociación de Periodistas de Los Países Bajos). En España destaca la FAPE o Federación de Asociaciones de Periodistas de España. “No es un problema la falta de marco jurídico, de códigos de conducta o de autorregulación” afirma Álvarez entretanto describe la multitud de organizaciones regionales existentes en el país hispano. Sin embargo, el profesor hace hincapié en la fragilidad de estas y concluye que “defienden una clase de periodismo pero no realizan la labor de colegio profesional que sí tienen en el norte de Europa. Aquí simplemente nos afiliamos a ellas pero luego no existe una efectiva defensa del colectivo”.
La televisión como ejemplo de buenas praxis
El propio sistema de radiodifusión de los Países Bajos refleja su independencia. Según el artículo de Wijfjes titulado ‘Entre la misión y el mercado: La situación de los medios holandeses en el siglo veinte’, el sistema de emisiones fue creado en 1919 y hasta el 1988 el servicio público conservó el 90% del mercado. A partir de ese año y con la irrupción de las compañías comerciales, el porcentaje disminuyó hasta estabilizarse en un 35% en el año 2005. Harbers indica que con el paso a finales del siglo XX de una organización por pilares -donde cada ideología (católica, protestante, socialista y liberal) tenía sus horas de emisión y se respetaba un reparto equitativo- a la apertura del sistema a las empresas privadas, la diversidad del conjunto ha disminuido y que, además, a día de hoy hay un exceso de compañías.
La regulación actual encargada de controlar la no intervención del estado en las radios y televisiones en Holanda fue establecida en el 2008 y recibe el nombre de ‘Media Act’. La propia Freedom House especifica que “la interferencia del Gobierno en el contenido mediático es inusual en este país”. Aunque en España existe una norma similar, la Ley General de la Comunicación Audiovisual aprobada en el año 2010, la misma institución sí alerta en este caso de una creciente influencia gubernamental hacia el canal público Radio Televisión Española.
Según el informe, la intromisión política viene facilitada por el nuevo porcentaje de votos requeridos para cambiar la directiva. De una necesaria mayoría de dos tercios del Parlamento, en el 2012 se pasó a la elección por mayoría simple. Así, el partido que gobierne por mayoría puede elegir al director de la cadena pública sin necesitad de consultar con la oposición y este hecho facilita la manipulación. En la misma línea, el cierre de Canal 9 y el ERE de Telemadrid fueron socialmente criticados en su momento como casos de cadenas endeudadas y manipuladas por parte de los gobiernos provinciales.
Para el profesor de la UCM, la disparidad cultural se observa directamente en los contenidos. Álvarez explica que en países como Holanda, Suecia o Dinamarca, los modelos de televisión pública han emitido formatos de denuncia y reportajes que han sido “míticos”. En España, por el contrario, los programas más críticos pertenecen a televisiones comerciales. Asimismo, ejemplifica que la reciente filtración de “Los Papeles de Panamá”, otra investigación a nivel internacional sobre la evasión fiscal de grandes personalidades, se publicara en dos medios privados como La Sexta y El Confidencial en lugar de en RTVE.
La mirada al futuro del experto es más optimista al afirmar que la globalización también ha aportado ventajas al mundo informativo. Una de ellas es la posibilidad de observar las buenas praxis de los demás países. Según el profesor, ya hay programas de gran audiencia como ’El Objetivo’ y ‘Salvados’ que se miran en formatos del norte de Europa. Una región con gran tradición democrática y con los mayores índices de libertad de prensa. Un territorio que algunos, en sintonía con Álvarez, bautizan como “el espejo donde mirarnos”.