La isla de São Miguel, donde habitan cerca de 260.000 habitantes, posee numerosos puntos turísticos para visitar y disfrutar de un territorio donde reina la naturaleza. La isla, con Ponta Delgada como ciudad principal, posee un atractivo tan singular como sus paisajes, con calles muy estrechas y unas edificaciones bastante antiguas.
Las famosas y tradicionales tascas portuguesas son un lugar ideal para almorzar o cenar, ya que el visitante se encuentra totalmente envuelto en la cultura portuguesa, tanto por la comida como por la decoración (caracterizada por tener clara temática tradicional lusa) o el trato cercano al que acostumbran los portugueses. Ana Aveiro, una casera de un hostal frecuentado por turistas, describe la isla como “una isla muy bonita y con un encanto especial”.
Un paraíso portugués en medio del Atlántico
Lejos de la ciudad es donde se puede entrar en contacto con la naturaleza. Son famosas sus lagoas, o lagunas en castellano, situadas en un paisaje rodeado por montañas y abundantes praderas verdes, que dotan al escenario de una instantánea singular. Sentir la naturaleza con tan solo mirar al frente y presenciar una hermosa laguna rodeada de montañas verdes.
Parece una fotografía típica de fondo de pantalla de Windows, pero es absolutamente real. El viento de las montañas y el sol reflejado en el agua proporciona un contraste que hace que el que lo presencia pueda sentirse en comunión con dicho paisaje. Una estampa alejada del mundo occidental, pero conectada directamente con las tradiciones portuguesas. Estar a más de mil kilómetros, pero sin salir de Portugal.
La Lagoa das Sete Cidades se compone la Lagoa Azul y la Lagoa Verde, cada una a un lado de la gran Caldeira das Sete Cidades. Estas formaciones son lagos formados por la erosión de un gran volcán. Dichos lagos están rodeados, como otros atractivos de la isla, de montañas. Estas lagunas tienen la particularidad de encontrarse unidas y pueden observarse desde diferentes perspectivas gracias a los miradores.
Además, más al este, se encuentran otras lagunas como la Lagoa Do Fogo o las Lagoas Empadadas. Pero no solo los lagos bañan estas islas, ya que están compuestas por un gran número de cabos, golfos y hermosas costas donde puede apreciarse la inmensidad del mar que rodea a São Miguel. Costas, la mayoría empedradas, en las que, casualmente, pueden encontrarse incluso piscinas naturales en pleno mar.
Otro de los grandes atractivos de la isla, que es sin duda la más completa de todo el archipiélago, son las aguas termales o termas que pueden disfrutar los turistas por un simbólico precio de dos euros. Dichas termas se encuentran a una temperatura que ronda los 37º centígrados, idónea para relajarse dentro del agua y disfrutar de las vistas. Prueba de ello es Caldeira Velha o las caldeiras situadas en Furnas. “Son un sitio perfecto para relajarse y disfrutar. Las vistas son espectaculares”, comenta Aaron Smith, un turista que disfruta de unos días de vacaciones en la isla de São Miguel.
Además de las lagunas con excelentes vistas, se encuentran los pueblos con un gran atractivo rural para visitar y conocer desde dentro las costumbres y la rutina de los residentes en São Miguel, como Furnas o Vila Franca do Campo, los más extensos de la zona. Este último fue en su día la primera capital de São Miguel, título que ahora posee Ponta Delgada.
Carreteras estrechas, pendientes, montañas, lagunas, el mar, iglesias, casas antiguas, tascas portuguesas. Ahí reside el encanto de São Miguel y de las Azores, una isla pequeña con gente amable y cercana, al puro estilo portugués.