Un año más, y ya son 15, la capital europea se viste de gala para acoger el Winter Wonders, un festival navideño que cubre el centro de la ciudad con mercadillos, atracciones, luces y cientos de decoraciones. Además, esta edición lo hace con un atractivo aún mayor: el abeto que corona la famosa plaza del ayuntamiento, conocida como Grand Place, es de origen belga, concretamente de la localidad de Vielsalm, perteneciente a la región de Valonia.
Tras las críticas recibidas en 2012 por la instalación de un árbol electrónico, y el año pasado, por traer el abeto desde Letonia, las autoridades belgas han optado por trasladar el ejemplar desde un conocido parque nacional de Valonia, como ya se hiciese en 2011 y 2013. El árbol cuenta con el añadido de ser el más grande que hasta ahora se ha colocado en la plaza, alcanzando los 21 metros de altura. “A los belgas nos gusta que el árbol sea nuestro, que para eso somos uno de los grandes productores de abetos”, opina Karlijn Bremt, ciudadana local. Junto al protagonista, como ya viene siendo costumbre, el ayuntamiento ha dispuesto el conocido pesebre con figuras de tamaño real y animales de carne y hueso. Todo esto, sumado a las más de 1.500 bombillas que cubren las fachadas de la plaza, hacen de la Gran Place un magnífico lugar donde recibir la Navidad con espectáculos de luces y colores.
“Nos habían dicho que esta época aquí era muy bonita, pero hemos visto que es espectacular”, opina Wingjiang Wang, uno de los muchos turistas asiáticos que recibe la ciudad. Y es que no cabe duda de que una de las grandes fuentes de ingresos para Bruselas es el turismo, sector al que este periodo del año impulsa con la llegada de nuevos inquilinos, pues se prevé que alrededor de 1’5 millones de personas se acerquen entre el 27 de noviembre y el 3 de enero a contemplar la multitud de escenarios que cubren la ciudad.
Un sinfín de escenarios
Tras fotografiar la céntrica plaza, el visitante puede desplazarse al cercano edificio de la bolsa, en cuyo interior se acoge una exposición de la historia de Bruselas, y que se haya rodeado de más de 200 casetas con dulces navideños, típicos productos belgas y accesorios fabricados a mano por los comerciantes de la ciudad. “Sin duda, pasear por estas calles al salir del trabajo, y poder beberse una cerveza con los compañeros, despejan la mente de uno y nos hacen sonreír tras un duro día en los despachos”, comenta Alfredo Casado, español residente en Bruselas.
Pero el atractivo no termina aquí, ya que junto a la iglesia de Sainte Catherine, se encuentra el perfecto final a un agradable paseo por el centro de la capital. Un largo recorrido con nuevos puestos navideños, que culmina en la gran atracción del festival: la noria de Bruselas, desde donde el visitante puede contemplar la belleza de la ciudad desde 55 metros de altura. A sus pies, un divertido monstruo preparado para engullir a los más pequeños de la casa y hacerles más divertida su estancia por la feria.
Sin duda alguna, Bruselas es uno de los destinos preferidos para cerrar el año, y cada nueva edición trae consigo una renovada peculiaridad. Este 2015 contará con mayores dispositivos de seguridad, pero con el encanto de un abeto puramente belga para hacer de la ciudad un espacio más agradable tanto a visitantes como a residentes.