El presunto caso de corrupción que salpica a la Federación Alemana de Fútbol comenzó en julio del año 2000. Fue entonces cuando la candidatura de Alemania resultó elegida como sede del Mundial de la FIFA del 2006. La elección quedó en 12 votos para este país frente a 11 para Sudáfrica. Según el diario alemán Der Spiegel, cuatro fueron los delegados asiáticos cuyos votos fueron comprados. Dichos votos fueron los que aseguraron la victoria de la candidatura alemana.
Con motivo de esta confusión, la policía registró las oficinas de la DFB con sede en Frankfurt, llevándose ordenadores, documentación, discos duros y todo lo que sirviera como prueba. Asimismo, las casas de los antiguos presidentes de la federación, Theo Zwanziger y Wolfgang Niersbach (quien dimitió el pasado mes como consecuencia de dicho escándalo) fueron también registradas. La principal razón deriva de los 6,7 millones de euros que la DFB pagó a la FIFA en 2005, y que hoy en día aún están sin justificar. Oficialmente, el dinero se pagó con motivo de la celebración de una gala, la cual nunca se realizó.
Este problema no afecta solamente al ámbito del fútbol, sino al país en general. “Ese verano fue uno de los mejores para Alemania”, comenta Julian Breitling, estudiante alemán. “Todos estábamos ilusionados con el Mundial. Resulta decepcionante enterarnos ahora de que fue un fraude”, añade Breitling.
El presidente del comité de organización de la Copa del Mundo de Alemania, Franz Beckenbauer, pudo estar implicado también, ya que él mismo garantizó dicho pago, según Der Spiegel. Además, los 6,7 millones no se registraron, sino que se pagaron a través de un intermediario, Robert Louis-Dreyfus, antiguo directivo de Adidas. Niersbach asegura que la Federación pagó a Louis-Dreyfus en 2002 con el objetivo de contribuir a la organización de la Copa del Mundo, pero que en ningún caso se utilizó para comprar los votos de los participantes, según detalla el diario alemán. El antiguo directivo de Adidas no puede hacer declaraciones, ya que lamentablemente, falleció en 2009.
Florian Schaechterle, perteneciente al “Fan Club Nationalmannschaft”, es decir, el club de fans con el cual se relacionan los socios, comenta que “aún no podemos saber cómo se solucionará el problema, la decisión final la conoceremos en 2016”, lo cual significa que habrá que esperar un poco más.
Sin embargo, este no ha sido el único caso de corrupción que se ha sabido a lo largo de la historia del fútbol. Fue también en 2006 cuando un árbitro alemán fue acusado de colaborar con una mafia de apuestas croata. En un primer momento se le impuso dos años y cinco meses de prisión, de los cuales solo cumplió catorce meses de condena. El ya ex árbitro Robert Hoyzer se vio implicado en la manipulación de hasta 23 partidos de la Copa de Alemania, de las Ligas regionales y de la Segunda División de la Bundesliga. Dicha mafia procedente de Croacia se dedicaba a comprar árbitros y jugadores. En este caso le tocó a Hoyzer, quien fue inhabilitado de por vida.