Hasta la declaración de su independencia en 1918, Polonia fue un territorio que estuvo repartido entre tres grandes potencias, Rusia, Prusia y Austria. Pero antes de esas reparticiones, Polonia era conocida como la República de las Dos Naciones. Fue una República aristocrática federal formada en 1569 por el Reino de Polonia y el Gran Ducado de Lituania, incluyendo los territorios de Lituania, la actual Bielorrusia y gran parte de Ucrania, Estonia y Letonia. Posteriormente, entre 1772 y 1795, llegarían tres grandes particiones del territorio polaco que se llevarían a cabo entre Rusia, Prusia y el Imperio Austriaco.
El inicio de la Primera Guerra Mundial cambió el estatus de Polonia por su posición estratégica en el centro de Europa. En noviembre de 1916 los emperadores alemanes Guillermo II de Alemania y Francisco José I de Austria proclamaron el reino independiente de Polonia. En noviembre de 1918, el Gobernador von Beseler, a través de la firma del Armisticio de Compiègne, cedió el poder al General Polaco Józef Pilsudski. De esta manera se instauraba el primer Estado polaco independiente, después de décadas de ocupación. Pero la Segunda Guerra Mundial y sus consecuentes invasiones en Polonia hicieron que la celebración del día de la Independencia estuviese prohibida entre 1939 y 1989.
Para los polacos, el día de la Independencia es un día festivo y especial para reunirse con sus seres queridos. Anna Kazmierczak, una joven polaca de 23 años, asegura que “para la gente mayor esta festividad es bastante importante, ya que ellos vivieron cómo Polonia se convirtió oficialmente en un estado”. Kazmierczak señala además que la gente joven, en cambio, no lo vive como la celebración de la independencia del país, sino como un día sin clases para disfrutar y comer los famosos croissants Saint Martin.
Saint Martin's Day
En la ciudad polaca de Poznan, además de conmemorar la Independencia del país, se celebra el día de Saint Martin. Una festividad “más divertida, con desfiles, mercadillos de comida, y con muchas y diversas actividades dirigidas a todos los públicas”, afirma Kazmierczak.
Esta festividad es una de las más antiguas de Poznan, la cual conmemora a Saint Martin cada 11 de noviembre. Fue en 1994 cuando se celebró por primera vez en el centro cultural Zamek, que está situado en la calle Sw.Marcin. En esta misma calle se encuentra actualmente la iglesia de Saint Martin, la cual estuvo fuera de los muros de Poznan durante el siglo XII, pero que fue llevada dentro de los límites a finales del siglo XVIII. El nombre de la calle se cambió durante la época comunista a 'Armii Czerwonej,'; fue después, en 1989, cuando se la nombraría Sw. Marcin.
El día de Saint Martin comienza con una misa en la mencionada iglesia. Después, hay un largo desfile con gente disfrazada de todo tipo de personajes, desde payasos hasta jugadores de rugby. Todo esto está acompañado por un enorme mercado de comida típica polaca de la que se puede disfrutar desde tan solo tres euros. Pero la fiesta no acaba aquí, ya que cuando la noche llega, un espectáculo de fuegos artificiales inunda el cielo de Poznan para deleitar a todos sus ciudadanos y turistas. Marcin Doriwanski, estudiante de 24 años, asegura que Saint Martin “es una celebración única en la ciudad de Poznan, por lo tanto es una emoción diferente del resto de polacos”. Respecto a la tradición de comer croissants este día, Doriwanski señala que “se remonta a 1683, durante el asedio de Viena. Los panaderos comenzaron a hacer estos croissants para mantener la victoria cristiana en la memoria del público”. Desde entonces, decenas de polacos toman este dulce, cuyo ingrediente principal es la semilla de amapola.