Cuando el 23 de septiembre de 1913 un afamado aviador francés se convirtió en la primera persona en cruzar volando el Mediterráneo, difícilmente podría haberse imaginado que tiempo después su nombre sería también el de un estadio de tenis en la ciudad de Paris. El día en el que este pionero de la aviación se lanzó a combatir en la Primera Guerra Mundial, mucho menos habría adivinado que se convertiría en sinónimo de una de las citas con el tenis más importantes del planeta. Hoy Roland Garros es mucho más que un nombre, y mucho más incluso que una competición deportiva: es una marca y un motivo de orgullo para todo un país. La capital francesa se decora para la ocasión y miles de personas de todo el mundo se concentran en París para disfrutar del espectáculo. La edición número 114 de este torneo demostró que sigue pudiendo proclamarse no solamente como el mejor tenis del mundo en tierra batida, sino como un lugar adonde es casi obligatorio acudir en Paris y que no pasa de moda año tras año.
Durante las semanas en las que se disputa el Abierto de Francia, Roland Garros es una fiesta. Las veinte pistas de tenis que forman el recinto son testigos de un partido tras otro simultáneamente, ofreciendo a los visitantes un gran abanico de posibilidades para presenciar el juego impecable de los mejores deportistas de élite. Otras posibilidades también se ofrecen a las empresas que se disputan cada edición por ser patrocinadores y proveedores oficiales, las cuales, tras una importante inversión de dinero, disfrutan de una oportunidad única para impulsar sus marcas. Asimismo, en Le Village, la zona VIP del recinto donde cada marca recibe a sus invitados, se puede presenciar un desfile de celebridades por sus casetas; no es extraño, por ejemplo, ver famosos como Antonio Banderas en Lacoste o leyendas del tenis como Chris Evert en Eurosport, canal emisor del torneo.
Empleados para el torneo sin ser deportistas
Un acontecimiento de estas dimensiones, con gran número de empresas involucradas, es también una preciada fuente de empleos. Se requiere una extensa organización y preparativos con antelación, tanto de los deportistas, entrenadores, árbitros y recogepelotas como de otras personas aparentemente ajenas al deporte, como organizadores de eventos y agentes de seguridad, pasando por profesionales de restauración e incluso los empleados del museo dedicado al torneo.
“Llegué a mi trabajo dos meses antes y empezamos a trabajar en ello inmediatamente”, explica Laura Michalet, coordinadora de Marketing y Comunicación en Eurosport. “Hemos trabajado bastante en todas las promociones en los países y diferentes canales en los que se muestra el torneo”, continúa, recalcando la importancia que tiene el Roland Garros para el tenis, al ser uno de los cuatro Grand Slams del mundo, pero también para el deporte en general. “El hecho de que sea en Francia”, añade Michalet, “y sobre todo en Paris, al lado de nosotros, hace que estemos orgullosos de ello”.
Igual de orgulloso se muestra Arthur Pein, un estudiante en la Universidad de Paris IV que a la vez es empleado de la agencia Trinity. “Todo el mundo conoce el Roland Garros”, apunta, “es un orgullo nacional para nosotros”, expresa este estudiante, para quien su trabajo ha sido igualmente “maravilloso“. Este entusiasmo es compartido por su compañero Camso Yossef: “Trabajo en Roland Garros preparando bolsas de regalo para las celebrities que juegan al tenis, ¡la verdad que está bien! Además, me han regalado una bolsa a mí también, ¿te lo puedes imaginar?”. En definitiva, “ha sido agradable formar parte de ello” aunque fuera trabajando, añade Pein, y ver “esta otra cara del torneo”.
Otra faceta del torneo, lujosa y más apartada de las pistas de tenis, también es vivida por Brighty Bernard, responsable de recepción en el balneario y hotel de cinco estrellas Molitor próximo al estadio. “Hay gran cantidad de gente que viene a Roland Garros y disfruta de este hotel al mismo tiempo”, explica. La localización, como sostiene Bernard, es una de las grandes fortalezas del establecimiento. La competición constituye para ellos el periodo más agitado del año, ya que, aunque tengan gente “en junio y julio que disfruta del balneario” y haya eventos a lo largo de todo el año, este periodo de tenis son sus “dos o tres semanas más importantes”, sin duda la temporada alta. Esto se puede constatar a nivel de los precios: desde un mes antes, las habitaciones clásicas suben “de 300 a 530 euros por noche”. Esta cifra se eleva incluso más para la final, hospedando a gran cantidad de personas vienen para ser espectadores, así como a deportistas con sus entrenadores, explica Bernard.
Aunque no todos se hospeden en hoteles de lujo, la edición de 2015 vio pasar a 463.328 espectadores por el complejo deportivo de Roland-Garros, según los organizadores oficiales. Entre ellos se encuentra Arjuna Kanginaya, estudiante de doctorado en la Universidad de Hyderabad, India, quien corrobora la pasión que demuestran gran parte de los seguidores del tenis que tienen la oportunidad de asistir: “¡Ha sido mi primera experiencia aquí y ha sido alucinante!”, exclama. ”Roland Garros es muy antiguo y tiene mucha historia detrás”, recalca este aficionado.
Polémico futuro del estadio
Los orígenes del torneo se remontan al siglo XIX, y desde entonces el estadio no ha dejado de cambiar y ganar reconocimiento. Las últimas novedades vienen de la mano del proyecto Nouveau Roland Garros (‘el nuevo Roland Garros’) que consiste en una serie de renovaciones no exentas de polémica. Entre estas reformas se incluyen un techo retráctil para la pista central, a la altura de los otros estadios de Grand Slam, y la ampliación de las zonas verdes del recinto, incluyendo una nueva pista, integradas en el jardín botánico de Serres d’Auteil. Esta ampliación ha recibido críticas por defensores ecologistas, así como de la ministra francesa de Medio Ambiente, Ségolène Royal. Sin embargo, el pasado 3 de junio el primer ministro Manuel Valls dio luz verde a los planes, previstos para 2017, con el pretexto de mejorar el estadio, así como de incluir estas nuevas instalaciones como una razón favorable más en la puja por los juegos olímpicos de 2024.
Independientemente de los resultados de este proyecto, este certamen tiene sin duda un futuro de popularidad asegurado gracias a sus millones de aficionados. El Abierto de Francia no es un torneo cualquiera: es el único gran torneo que se disputa en tierra batida, considerado el más exigente físicamente debido a las características de sus pistas, y rodeado una fama y admiración que traspasan fronteras. “Roland Garros, para mí...Es algo especial”, apunta Kanginaya. “En India, hay mucha gente que conoce el cricket, nada más. Aun así, siguen el Abierto de Francia por la fama del Roland Garros”. “Es prestigioso’, concluye, ‘y amado por todos a lo largo del mundo”.