En los años 30, cuando ya se delineaba la popularidad del cine hollywoodiense y se respiraban las tensiones de la futura Gran Guerra, el régimen fascista de Mussolini vio en el cine un arma indispensable de propaganda y decidió crear un gran complejo de estudios cinematográficos en la capital italiana, dando lugar al nacimiento de Cinecittà el 28 de abril de 1937.
Estos estudios cinematográficos de aproximadamente 400.000 m2 se convirtieron en los estudios más grandes de Europa y de mayor relevancia de la época, sobre todo, tras la guerra, cuando trascurrieron los años de oro de Cinecittà que contó con la producción de infinidad de películas internacionales ambientadas en la antigüedad como Ben Hur (1959) o Cleopatra (1963).
Pero sin lugar a duda el mayor propulsor de Cinecittà fue el conocidísimo Federico Fellini, quien rodó todas sus películas en este complejo e incluso llegó a fijar su residencia dentro de las puertas de Cinecittà.
Sin embargo el director de “La Dolce Vita”, quien se describía a sí mismo como "un artesano que no tiene nada que decir, pero sabe cómo decirlo”, no es el único de los grandes directores que eligieron estos estudios para la realización de sus películas. Cinecittà disfrutó de la presencia de muchos otros grandes cinéfilos como el neorrealista Roberto Rossellini y el director de “Gangs of New York”, Martin Scorsese quien decidió usar la enorme piscina del complejo para recrear el puerto de NY en su cinta.
Tras una época dorada para estos estudios en la que no le faltaba la inversión de grandes producciones del cine mundial y llegó a ser nombrada como el “Hollywood sobre el Tíber”, tuvo que ser privatizada por el gobierno Italiano perjudicada por el auge de la televisión.
En la actualidad, este complejo intenta sobrevivir con la producción de spots publicitarios, videoclips, series y realitys como Grande Fratello (versión italiana de Gran Hermano) debido a la crisis actual y al escaso reclamo de grandes directores para el uso de sus decorados.
La ya incipiente crisis cinematográfica creada con la llegada de Internet e intensificada en los últimos años gracias a la crisis económica ha hecho estragos en los viejos estudios italianos cuyos trabajadores han sido los principales afectados.
Cecilia Caffari, actual trabajadora de Cinecittà destaca que existe una carencia de trabajo en el complejo cinematográfico, el cual cuenta con unas instalaciones demasiado grandes, obsoletas y descuidadas para las necesidades actuales y reclama que el establecimiento se encuentra en una situación en la que corre el riesgo de desaparecer para siempre.
Ante las dificultades económicas y el estado anticuado de las instalaciones de los estudios, basado en técnicas artesanales y decorados de fibra de vidrio, que han variado poco a lo largo del tiempo, el Ministerio de Bienes Culturales de Italia impulsó un proyecto de modernización basado en la disociación de los estudios en nuevas instalaciones dispersas y la subcontratación, lo que provocaría el despido de muchos otros profesionales experimentados que han vivido la historia de la ciudad del cine italiano de primera mano.
Tras 8 meses de huelgas, ocupación y constantes protestas ante el Ministerio de Bienes Culturales se ha llegado a un acuerdo entre la dirección de Cinecittà Studios y los representantes sindicales de los trabajadores para declarar que no se despedirá a ningún trabajador del sector ni se llevará a cabo la dispersión de las instalaciones, según declaró la secretaria nacional del SLC CGIL (Sindicato de Trabajadores de la Comunicación de la Confederación General Italiana del Trabajo) el pasado 4 de diciembre.
El acuerdo también fija una garantía ocupacional al campo de la postproducción negando la subcontratación y excedencia del personal en este sector.
La controversia se cierra sin vencedores ni vencidos, los trabajadores han aceptado algunas propuestas de la empresa y esta ha cancelado el proyecto de remodelación de la ciudad del cine, sin embargo, los daños ya están hechos debido a la ralentización de este acuerdo y a las constantes polémicas que han dañado intensamente la imagen de Cinecittà. Los sindicatos han expresado su satisfacción porque se trata de un primer paso para revivir la producción de la industria cinematográfica italiana.
Ahora es el Ministerio de Bienes Culturales el que en lugar de retener la actividad de los estudios, deberá relanzar el establecimiento para combatir la actual carencia de empleo y crisis en el sector cinematográfico ya que pertenece a uno de los pilares esenciales de este país, que se ha visto muy perjudicado por la crisis económica, la cultura. Veremos si toda esta polémica consigue sacar adelante de forma positiva esta histórica fábrica de sueños del cine italiano.