Las primeras huellas del puerto de Amberes se remontan al siglo XII, con los primeros ferris que se dirigían hacia Inglaterra. Con el paso del tiempo se empezaron a comercializar productos como el vino alemán o numerosas obras de arte, que encontraban su rumbo hacia Francia, España, Portugal y Marruecos. A partir de 1863 se pone en marcha la compañía naval Red Star Line, que consiguió llevar alrededor de dos millones de personas a América. Gracias a la Revolución Industrial y la adopción de nuevas técnicas este puerto consiguió crear líneas de transporte a África y Asia. Actualmente, la superficie del puerto se ha extendido hasta alcanzar las 13.057 hectáreas en la que se cargan y descargan aproximadamente unas 190,8 toneladas que son llevadas a su destino mediante líneas marítimas, carreteras y vías ferroviarias.
Pero a pesar de ser el segundo puerto más importante de Europa en comercio, también es conocido dentro del mundo criminal debido a que sirve como entrada para grandes cantidades de droga en el continente europeo. Los traficantes de productos ilegales han dado con el estuario de Amberes como uno de sus puntos favoritos para introducir cocaína. Según Paul Vantighelen de Parket Antwerpen, una institución perteneciente al Ministerio de Justicia de Bélgica, el puerto de Amberes tiene un atractivo especial para los narcotraficantes, debido a que “es un embarcadero abierto, con una gran facilidad de entrada de comercio naval y por tanto más difícil de controlar que, como por ejemplo, el puerto de Rotterdam en Holanda”.
La mayor intercepción de cocaína en Europa
En 2012 se hizo una de las mayores capturas de cocaína en Amberes hasta el momento. La detención de un trabajador corrupto de 31 años en la aduana del propio puerto condujo al descubrimiento de una carga de 8.000 kilos de cocaína escondidos en plátanos provenientes de Ecuador y cuyo destino era Holanda. La cifra total de cocaína encontrada durante ese año fue de 18 toneladas, la mayor hasta entonces y superando con creces las seis toneladas del 2011 y las 5 toneladas en el 2010.
En 2013, la cantidad de cocaína encontrada por la aduana fue menor, obteniendo tan solo cuatro toneladas como resultado final del año. Durante este año, las técnicas de los traficantes difirieron de las convencionales e hicieron uso de especialistas en ordenadores para hackear el sistema operativo de las dos grandes terminales de contenedores del puerto. De esta forma, los narcotraficantes y los trabajadores corruptos podían decidir donde situar los contenedores con las sustancias ilegales para que los conductores de camiones pertenecientes a la organización criminal pudiera llegar antes que el personal de seguridad.
Nuevos métodos de detección
Esta repentina subida de contrabando y la innovación de técnicas y métodos por parte de los narcotraficantes han hecho plantear a los servicios federales y al cuerpo de seguridad de la aduana una cooperación más homogénea para optimizar la búsqueda y captura de productos ilegales en los contenedores. Paul Vantighelen de Parket Antwerpen afirma que “en 2012 no había suficiente mano de obra especializada en controles y escanear un contenedor tenía una duración de cinco minutos, lo que dificultaba la revisión de todos los contenedores que pasaban por el puerto”.
Ahora, para controlar y detener la entrada de productos ilegales en el puerto se han adoptado nuevas técnicas como escáneres móviles que mediante rayos infrarrojos detectan las mercancías ilegales como por ejemplo cigarros y narcóticos. La última inversión realizada se ha llevado a cabo durante el mes de octubre de este año, con un presupuesto de 1,08 millones de euros de los cuales una parte ha sido financiada por la Oficina Europea de Lucha contra el Fraude (OLAF). Esta misma oficina también ha ayudado con la instrucción de los 20 empleados destinados a la dirección y el funcionamiento de las máquinas escáner.
Debido al constante narcotráfico que sufren los muelles del puerto internacional, el control sobre las mercancías está aumentando y en lo que llevamos de año, tan solo se ha encontrado 1.227,21 kilos de cocaína, según los datos de la aduana del Puerto de Amberes.
Todo esto ha llevado a que el puerto de Amberes se haya convertido en el espacio económico y mercantil que es ahora, con más de 300 líneas de servicio a 800 destinos alrededor de todo el mundo. Un flujo de comercio que no está diseñado para repartir mercancías ilegales o narcóticos sino a contribuir a la economía legal tanto de Bélgica como del resto del mundo.