La celebración de San Martín es principalmente un elogio al vino. Los eslovenos tienen una manera especial de agradecer al otoño la llegada del vino nuevo, para ello se reúnen en la plaza ‘Trg svobode’ donde viticultores, productores de vino, granjas turísticas y servicios de restauración ofrecen sus productos en un entorno jovial ambientado por conjuntos musicales folklóricos. En este día, Eslovenia muestra a todo aquel transeúnte que se acerque a ella la gran riqueza de sus regiones vinícolas.
San Martín, un santo que convierte el mosto en vino, refleja la simbología del esfuerzo de todos los agricultores y trabajadores de la tierra que agradecen la buena cosecha al tiempo que piden abundancia para el año próximo. Anualmente, la festividad de San Martín atrae a miles de personas. Maribor, ciudad que posee la vid de Lent, la más antigua del mundo, se llena de gente que, además de disfrutar de la gastronomía y del buen vino, comparten sabiduría y esfuerzo de la rica propuesta vinícola del país donde se cultivan unos 50 tipos de cepas y el vino es la esencia en los eventos sociales más importantes del buen esloveno.
Martinovo, mucho más que una festividad dedicada al vino
La fiesta de San Martín o Martinovo es sin duda el reflejo de la gran cultura vinícola en Eslovenia. A lo largo del día se pueden degustar infinidad de vinos originarios del país, que destacan por su calidad y sabor, paseando por todas las casetas dispuestas alrededor de la plaza. Martina Hosnjak, la responsable más veterana del ‘Konjeniski Klub Karlo’, una de las casetas que ofrece vino y comida típica, cuenta que “ésta es la 31 edición de la fiesta de San Martín a la que asistimos encantados de mostrar nuestros productos, cocina casera como las ‘domaca Kranjsca’, que son salchichas hechas de cerdo, y el vino de nuestras bodegas a todo aquel interesado”, además aprovechan para invitar a los ciudadanos a su club donde además de vino, cocina casera y granja propia, practican equitación.
Decenas de casetas y numerosos conjuntos musicales invaden la plaza durante un día entero dedicado estrictamente a celebrar, y es por eso que se contagia la alegría y riqueza profunda de este noble país. La alta oferta gastronómica y de vinos que se hace evidente cada 11 de noviembre en Eslovenia no es nada sin el calor de toda las personas que dedica su tiempo a mostrar, desde los amantes del vino hasta los simples curiosos, la infinita sabiduría de una tierra propicia para los viñedos, unida al amor y sacrificio que emplean en todos sus productos. Este espíritu se hace evidente en la producción de vinos eslovena y sus estándares de calidad altamente reconocidos a nivel mundial.