Esta iniciativa, creada por profesores y académicos especialistas en cuestiones europeas, ha recibido el apoyo, no sólo de los ciudadanos a favor de la beca Erasmus, sino de alrededor de un centenar de ONGs y más de cincuenta miembros del Parlamento Europeo. La repercusión por las redes sociales está siendo tal que la lista de países que quieren formar parte de esta iniciativa está ampliándose. Para participar, tan sólo es necesario rellenar un pequeño formulario en su página web y se contabilizará como un nuevo voto.
Luca Copetti, uno de los responsables de Fraternité 2020, es también profesor de idiomas en la universidad de comunicación IHECS (Institut des Hautes Études des Communications Sociales), en Bruselas. Para él, formar parte de este proyecto significa ayudar a crear una identidad europea, y considera que es el momento de “centrarse en la apertura de un auténtico debate europeo sobre nuestras propuestas”, además de conseguir el nivel de apoyo requerido.
Para que la iniciativa sea presentada ante la Comisión Europea, se necesitan un millón de firmas de los ciudadanos de al menos siete de los Estados miembros. Entonces la Comisión dispondría de un plazo de tres meses para estudiar la iniciativa y también podría ser presentada en audiencia pública ante el Parlamento Europeo. Desde la UE, ven este proyecto de “Salvar el Erasmus” como un éxito de democracia ciudadana, aunque también es cierto que conseguir el objetivo es complicado. Conseguir sacar adelante la iniciativa ante la Comisión Europea no garantiza una propuesta legislativa al respecto.
El programa Erasmus, símbolo de la cohesión social entre los países europeos, ha permitido ir a estudiar al extranjero a más de tres millones de estudiantes desde su creación hace veinticinco años. Tras el anuncio de la reducción del presupuesto, la Unión Europea afirmó que en principio las ayudas para los estudiantes de este año, estaban cubiertas.
Sin embargo, nadie puede garantizar lo que sucederá el próximo curso. Stéphanie Poelleman, responsable de la Oficina Erasmus del IHECS, asegura que aunque el dinero esté confirmado hasta el próximo año, ellos aún no han recibido información sobre qué pasará este mismo curso con las becas. Pero, ¿qué pasaría si la financiación del Erasmus se terminara? Stéphanie no duda que serán muchos menos los jóvenes que partirían al extranjero hacia un destino Erasmus, porque según Poelleman “no todo el mundo puede permitirse vivir en otro país, con los gastos que ello conlleva”. Reconoce además que si esta situación llegase supondría una pérdida enorme para la unidad europea, porque para ella, el programa Erasmus es una oportunidad de que los jóvenes conozcan otros lugares, aprendan otras culturas, idiomas y enriquezcan sus estudios.
En espera de la última decisión de la UE, el futuro de la beca Erasmus es incierto, pero las ganas de los jóvenes por estudiar en el extranjero y ampliar sus horizontes profesionales, son el motor de iniciativas como Fraternité 2020, que continuará recogiendo firmas para poder ser la voz de los ciudadanos y defender el Erasmus frente a la Unión Europea.