La iniciativa surge de la colaboración de la Filarmónica con Samsung y la empresa Neoscores, para promocionar la 100 Galaxy Note 10.1, una de las tabletas más potentes del mercado.
Este nuevo proyecto para leer la música está aún en fase de prueba, aunque ha generado una gran expectación al convertirse en la primera Filarmónica en integrar esta tecnología a sus conciertos. En una primera evaluación sobre su eficacia y utilidad en un futuro, se destacan beneficios económicos que ascenderían a 25.000 euros anuales, dinero que supone normalmente la preparación de las partituras en papel.
Samsung, la empresa que ha aportado las primeras cien tabletas a la Filarmónica, considera que se trata de una cuestión de ahorrar espacio y ganar en comodidad, puesto que en un solo mecanismo, reúne los cientos de páginas que conforman las partituras de las obras clásicas. El software, además, contiene una aplicación especializada para orquestas y un modo concierto; también permite al director escribir anotaciones sobre las partituras de los miembros de la orquesta, en tiempo real.
El director de la Filarmónica de Bruselas, Gunter Broucke, ve esta adaptación a la era digital como una mirada hacia el futuro, ya que considera que la música debe situarse en “el centro de la vida social, cultural y económica, con todo el potencial de la interactividad que ofrece la esfera digital”, tal y como afirmó al diario belga, Le Soir.
La Orquesta Filarmónica, compuesta por 92 músicos, lanzó al aire las partituras de papel antes de comenzar la actuación, dejando así, de forma simbólica, espacio en el atril a la tableta eléctrónica. Interpretaron una selección de piezas de la ópera “Tristán e Isolda” de Richard Wagner, siguiendo las indicaciones táctiles de una tableta electrónica corriente.
La Filarmónica de Bruselas será el comienzo de una serie de pruebas de las tablets por orquestas de diferentes países; sin duda, una verdadera revolución en la manera de trabajar para las orquestas del mundo entero.