El corresponsal Wingfield-Hayes, junto con un cámara y un productor de la BBC, debían haber salido del país el viernes tras haber cubierto la visita de un grupo de premios Nobel. Sin embargo, cuando se disponían a abandonar Corea fueron detenidos por funcionarios del gobierno y hasta hoy no han podido marcharse del país comunista. Fueron interrogados durante ocho horas y obligados a firmar una declaración.
El actual gobierno de Corea del Norte se mostró disgustado con algunos aspectos de los reportajes que se realizaron desde el país asiático, en los se habla del día a día en Corea. Hayes muestra imágenes sobre cómo los estudiantes de la Universidad dedican una oda al fundador norcoreano, Kim Il-sung.
Según ha indicado el secretario general del llamado Comité Nacional de Paz de Corea del Norte, O Ryong Il, el reportero firmó una carta pidiendo perdón y nunca más podrá volver a entrar en ese Estado.
Todo esto sucede en una semana en la que Corea del Norte ha autorizado a 128 periodistas –entre los que no figura ninguno de la BBC- de doce países para cubrir el VII Congreso del Partido de los Trabajadores, el primero que se celebra tras 36 años. El Congreso dio comienzo el viernes, pero hasta el momento no se les ha permitido el acceso al lugar donde se celebran las reuniones. Sin embargo, les han ofrecido realizar recorridos por sus instalaciones locales.
En un momento tenso entre el país y la comunidad internacional tras las últimas sanciones económicas que impuso el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, Corea del Norte dijo que fortalecerá la capacidad de armas nucleares de autodefensa en una decisión adoptada en el congreso según ha informado la agencia de noticias KCNA, en desafío a las resoluciones de la ONU.