El paseíllo de su trayectoria arrancó al dar sus primeros pases con la camisa de su padre y un palo, algo que suena ya lejano para uno de los toreros más reconocidos de España. La última temporada, con dos salidas a hombros por la Puerta Grande de Las Ventas, le sitúa ante la crítica como el gran triunfador. Con ese plus añadido y casi sin parón, Miguel Ángel Perera espera poder tomarse las uvas que no pudo tomarse el año pasado y afrontar con ilusión y responsabilidad los retos que se presentan para 2015.