Su atuendo eclipsado, casi a juego con el edificio de la Facultad, disiente con el propósito de este sacerdote, que encontró su vocación “algo tarde”. Su objetivo es ser amigo de los estudiantes y situarles en el año 33 para mostrarles el punto de partida del cristianismo. Con su mirada humilde, y recién llegado a la Facultad, Juan Miguel Corral, confiesa, que de no haber sentido la vocación sacerdotal, se habría decantado por ser cantante de rock, antes que político, para expresar, así, por medio de la música, todo lo que siente.