Infoactualidad: Las letras de su música denuncian las violaciones de los Derechos Humanos, especialmente reivindican la igualdad y la no violencia contra las mujeres. ¿Por qué?
Cristina del Valle: Toda tu historia, tu personalidad, se construye con cada una de las experiencias vitales, y tenemos instrumentos que justifican ser lo que somos. Nací en una familia compuesta por mujeres, donde la violencia era una realidad cotidiana. Mi infancia marcó y condicionó mi visión del mundo, como niña, como mujer y, sobre todo, como ciudadana. Mi madre pudo sobrevivir a la violencia y sacar adelante toda una historia. Esta herencia cultural fue un instrumento fundamental para posicionarme. En mi hogar se acogía a mucha gente que estaba en situación de riesgo y víctimas de la violencia de género.
I: ¿Cree en el arte musical como arma para denunciar la realidad?
C.d.V: Mi profesión no puede desvincularse de esta realidad. Mi música cuenta aquellas cosas que me provocan emociones, indignación y deseos claros de cambiar. Además, como artista es muy importante el papel que tenemos las mujeres que estamos en espacios públicos. Considero que es fundamental, es un instrumento para poder contar y para ser escuchado, para llegar a los medios de comunicación y para poder influir y concienciar. Es muy importante la solidaridad con las mujeres y ayudar a su empoderamiento, haciéndoles ver que esto es una realidad que hemos vivido muchas de nosotras. Por lo tanto, la música, el discurso y las canciones inciden directamente en las emociones.
I: Y los hombres en España, artistas o no, ¿qué rol están desempeñando en esta lacra social?
C.d.V: España es uno de los países europeos donde más hombres luchan en contra de la desigualdad y la violencia. Sin embargo, es el primer país en cuanto a consumo de prostitución y los datos de violencia son crecientes. El papel de los hombres es fundamental. Pero se está poniendo en tela de juicio, porque este silencio general de los hombres que salen en contra de la violencia, pero no para dar un paso adelante, ya es una realidad. En el campo artístico muchos se han posicionado contra la violencia y el racismo; sin embargo, el tema de la igualdad parece pertenecer a las mujeres. En este sentido, todavía sigue siendo muy cómplice el trato de los medios de comunicación, en los espacios de socialización, en el lenguaje, en el humor, en el cine, etc.
I: Usted creó la Plataforma de Mujeres Artistas contra la Violencia de Género en España. ¿Cree que la política española sigue la línea correcta en esta lucha?
C.d.V: Creé esta plataforma hace 14 años porque en España los movimientos de mujeres estaban exigiendo una ley integral contra la violencia. Es un instrumento fundamental de trabajo. Vi evidente la necesidad de sumar fuerzas en el campo artístico para crear una red de trabajo conjunto, y a partir de ahí nos constituimos oficialmente. Primero en España y posteriormente fuera de nuestras fronteras y, en 2004, la ley se aprobó y se convirtió en referente internacional. Durante los primeros años de su aplicación se experimentó un aumento de denuncias y mejoras evidentes. En 2014 nos encontramos con un recorte brutal en los presupuestos, en el ámbito educativo, en personal especializado y en casas de acogida, además de la desaparición de campañas de prevención.
I: Ha viajado a muchos países y ha trabajado con muchas mujeres a favor de la igualdad, ¿qué lugar le ha llamado más la atención en este sentido?
C.d.V: Sin duda, Ciudad Juárez, en México. Es un lugar que concentra de manera extrema la realidad de la violencia, donde no es posible el cambio hasta que no mejoren las condiciones de vida de las mujeres. Allí la violencia machista tiene mucho que ver con la corrupción política y policial; las mujeres mueren asesinadas y viven en duras condiciones. Muchas de ellas trabajan en las fábricas maquiladoras, que montan allí los Estados Unidos, sin pagar impuestos, aprovechándose y cometiendo una brutal explotación laboral. Las mujeres y las madres de las víctimas han estado siempre perseguidas y constantemente amenazadas. Recuerdo que allí respiraba miedo.
I: También ha trabajado con mujeres árabes, saharauis, palestinas, egipcias o marroquíes. Dejando de lado los estereotipos, ¿qué le han transmitido?
C.d.V: Independientemente de que sean árabes o no, amarillas, blancas, religiosas o ateas, todas tienen un denominador común que es la discriminación, la desigualdad, la violencia y la pobreza. El problema es que las mujeres no tienen el acceso a espacios de poder que tienen los hombres. Y, frente al estereotipo que construye occidente del modelo neoliberal y capitalista por intereses geopolíticos, lo que se construye es un imaginario. Gran parte de la ciudadanía entra al trapo y trata de establecer unos estereotipos sobre las mujeres árabes, tachándolas de pobres, tapadas con velo, siempre sumisas y con escasa actividad política. Esta demonización consiste en construir a la otra como una enemiga desigual e inferior.
I: ¿Y cuál es la realidad?
Los que estamos en movimientos de mujeres en todo el mundo, trabajando conjuntamente - las occidentales, las asiáticas, las africanas, etc. - con las mujeres árabes, vemos cómo son mujeres que están a la vanguardia y forman parte de los movimientos políticos de su país.
I: ¿Podría darnos una definición de feminismo, teniendo en cuenta el mal uso que se hace actualmente del término?
C.d.V: Cada feminismo es igual de diferente que cada mujer que lo ejerce. Es un movimiento diverso, abierto, libre, que habla de los derechos de todos y de todas; de la no violencia y de un modelo de mundo construido en otros parámetros, con más solemnidad. Un modelo donde la civilización, la política y las relaciones se hacen más necesarias que nunca, en un mundo confrontado y desigual.
Así se despide Cristina del Valle, activista, artista, luchadora por la igualdad y la justicia; destacando por su lucha contra la violencia de género. Además, está inmersa en ambiciosos proyectos por todo el mundo. Este año enfocará su actividad en Latinoamérica, continente natural de los componentes de su grupo, Amistades Peligrosas. Unas amistades que, con mucha energía, iniciaron su gira invernal con el objetivo de poner nombre y apellido a las voces de las mujeres invisibles que están luchando por la paz y transformando sus realidades. Por otro lado, acaban de estrenar Africanos por Madrid para denunciar el racismo en una Europa que considera “se ha blindado en fronteras” que los seres humanos no pueden traspasar en busca de una vida más digna; y que, sin embargo, se abren para el crimen organizado, tanto de narcotráfico como de personas.