Ella, como muchas otras, no fue consciente de que había sido una mujer maltratada hasta que logró rehacer su vida. Frases como “lo hace por mi bien” o el simple hecho de pensar que “estaba haciendo algo malo” ya no son parte de su día a día al lado de Miguel. Él, simplemente, la quiere.
Darle visibilidad al tema le ayuda a ella y a muchas otras personas que se encuentran en su situación. Muchas de ellas, no saben cómo llevarlo a cabo o cómo pedir ayuda. Ella no la pidió, pero sus familiares, si que lo notaron. Fue su hermano el que vio el dolor en la mirada de su hermana y el que decidió actuar.
Habla de aquel día como “el día”. Aquel día que se escondió en un armario para escuchar la conversación de su novio con su único hermano. El día en el que salió al comedor con un cuchillo en la mano queriendo terminar con aquella pesadilla, dispuesta a perder su vida por dejar atrás aquella parte de ella que le hacia tanto daño. Fue entonces cuando su hermano reaccionó. “Solo le hizo falta mirarme para entender la situación que estaba viviendo” explica con adoración.
“Todo empezó a los 3 meses de empezar a salir juntos” relata Sonia. “Se obsesionó con la idea de que pudiera haber tenido relaciones anteriores. Averiguó con quien había estado y cuando lo supo, tuve miedo” dice con un movimiento de cabeza. Recuerda que salió de su coche corriendo porque le vio perder el control pero que consiguió alcanzarla. “Me cogió del pelo mientras conducía, él estaba dentro del coche y yo fuera, corriendo y haciendo lo imposible para no caerme”. Cuando consiguió recomponerse del susto y lograr calmarlo, se encontró en medio de una pelea. Era su pareja actual y su anterior pareja. Su ex sangraba sin parar por la boca. Le había arrancado un diente de un solo cabezazo. “Pactaron no poner una denuncia a cambio de una cantidad de dinero así que, cogió mi moto y la vendió. Me dijo que ese era el precio que tenía que pagar por el polvo que había echado con él” recuerda la protagonista algo apenada.
En ese momento ella era consciente de que había perdido el control de la situación. A pesar de todo, no sabía muy bien como debían ser las cosas. Estaba segura de que le quería tanto que era natural ese comportamiento. Al fin y al cabo, vivían con la madre de él y ella consentía ese comportamiento. “Supongo que no decía nada porque ella había vivido lo mismo y lo entendía como una situación normal, era su hijo”.
Nos veía todo el mundo y nadie hacía nada.
Dejaron de salir juntos con los amigos porque, como es lógico, las amigas de ella se esfumaron y los amigos de él, eran sus amigos. Cuando él salía por las noches la encerraba en casa con llave. “Me decía que confiaba en mí pero lo que no quería era que entrara nadie en casa. Vivía tan manipulada que lo entendía, me cuidaba, no quería que hiciera nada raro y yo le demostraba así que era buena”. “Recuerdo que un día en las fiestas del pueblo, salimos con todos los amigos y con su permiso, me puse un vestido hasta el cuello que me había regalado su madre. Al llegar al centro de la marabunta, delante de todo el pueblo me dijo: `ya que enseñas, enséñalo todo´ me tiró del vestido y me dejó desnuda” cuenta.
Lo más duro que recuerda es que, en todas las discusiones había gente delante, nadie hacía nada, ni cuando estaba destrozándole la cara a su expareja, ni cuando le desnudó delante de todo el mundo, ni aun cuando le tiraba del pelo hasta arrancar sus mechones. “Por eso entendía que no estaba del todo mal lo que me hacía. Además no tenía fuerzas para enfrentarme a él”.
Desvela que además él tenía obsesión por las relaciones sexuales. “Cuando no me habría de patas cuando él quería me violaba hasta hacerme sangrar, era horrible”. Tras pronunciar ésta frase, Sonia respira hondo.
“El collar más bonito que puedo llevar son los brazos de mis hijas”
Por suerte, su vida ahora ha cambiado. “Me di cuenta que había sido una mujer maltratada cuando el que es ahora mi marido, levantaba los brazos para gesticular y yo me cubría con las manos. Él me preguntaba porqué hacía eso, después me abrazaba” sonríe. Entender que lo que estás viviendo no es lo normal es duro y saber que se puede querer de otra manera es para ella, como haber llegado al paraíso. Así entendió que “no por pintarte los ojos eres una puta”.
Ahora tiene dos hijas preciosas de las que está orgullosísima. Un marido que le cuida pero que sobre todo, le quiere y le respeta. Sus amigas creen que son la pareja perfecta. “Es una suerte que se hayan conocido. Es la mejor persona que podía encontrar” cuenta una de sus mejores amigas. Todavía hoy no le ha perdonado “para perdonarle tendría que ser persona” sentencia. Además considera que perdonar es una palabra muy grande que solo se la merece la gente a la que quieres mantener cerca y te importa. Aun así, ella no le desea nada malo “si es que así es feliz” dice con lástima. “Yo creo que se arrepiente de todo pero, he vuelto a verlo en alguna ocasión por casualidad y, una de las veces me susurró al oído `siempre seré tu sombra´ y otra se atrevió a decirme `si no te hubieras acostado con otro antes que yo, no habría habido ningún problema´ así que pienso que él es así y no va a cambiar, me da pena”.
Concienciar a la gente de que actúen, es lo más complicado. Hay veces, que la violencia de género no deja marcas en la piel pero sí termina con la vida de millones de personas en todo el mundo que durante algún tiempo, han estado pidiendo ayuda en silencio. Saber entender el mensaje, es todavía una asignatura pendiente para toda la sociedad.
Ella al igual que muchas otras, ha aprendido a vivir y ser feliz porque después de todo, la vida es el tesoro más grande que se posee y el que mejor se tiene que cuidar. Porque se encuentran oportunidades para rehacer las amistades, las relaciones, pero nunca se encuentra otra vida donde poder disfrutar de todos ellos.
Lo preocupante ahora son los datos que revela el Instituto Andaluz de la Mujer (IAM) en el que dice que el 24% de los jóvenes andaluces (1 de cada 4 jóvenes) creen que la mujer debe quedarse en casa y, el 10% piensa que es el hombre quien debe tomar las decisiones importantes. Otro estudio realizado por la Agencia Europea de los Derechos Fundamentales publica datos todavía más alarmantes. Del 37% de las mujeres europeas que han sido agredidas verbal o físicamente, el 25% lo ha sido hace más de 12 meses y el 8% en el último año. Es incomprensible como una sociedad con vistas y esfuerzos por que la figura de la mujer sea introducida con igualdad, todavía encuentre encuestas con estos resultados.
El porcentaje de mujeres que aseguran haber sido víctimas desde la edad de 15 años, de violencia física o verbal por una pareja actual o pasada es, en España, del 22%, situado así, en el séptimo puesto detrás de Dinamarca con un 52%, Finlandia con el 47% igual que Suecia u Holanda con un 45%.
En cuanto a la discriminación que sufre la mujer en España, el Gobierno ha publicado un estudio con una mayoría de opiniones que coinciden en que en varios aspectos de la vida cotidiana y el trabajo, la mujer está infravalorada.
En esta lucha, no es suficiente con localizar quienes y cuantas son las afectadas. Hasta ahora en España las víctimas suman un total de 42 en lo que llevamos de año, donde la edad más frecuentes se encuentran entre los 31 y 54 años. Las comunidades con las cifras más elevadas son Andalucía, Madrid y Valencia, pero estos sucesos se localizan por toda la geografía española. Construir un mundo mejor está en las manos de cada persona. Nunca sabes quién está detrás de esos golpes.
Teléfono gratuito de ayuda a mujeres maltratadas 016