Clara Beltrán, madrileña, de 21 años, decidió que cinco semanas en Chichester le ayudarían a mejorar su nivel de inglés. Sin embargo, al sentarse en el aula de ‘El College’, se encontró con que un amplio porcentaje de sus compañeros eran españoles. “Al llegar aquí buscaba estar en un ambiente de inmersión con el idioma y me he encontrado con que la mayoría venían del mismo país que yo”, señala.
Chichester College es uno de los centros repartidos por toda Inglaterra que reciben estudiantes de distintas nacionalidades durante todo el verano. Este año, en concreto, entorno a cuatrocientos alumnos han disfrutado de su estancia en la escuela.
Sin embargo, el porcentaje de españoles destaca sobre el resto al situarse cercano al 48% del total de alumnos que ha recibido el centro durante los meses de verano. Algunos estudiantes creen que esto impide el aprendizaje en la medida en la que desearían.
“Al no tener una personalidad abierta con la gente y extrovertida he tenido que juntarme con españoles, ya que era la vía más fácil para adaptarme”, asegura Clara Beltrán.
La adaptación a la vida de otro país es, algunas veces, complicada, lo que favorece que los alumnos tiendan a juntarse con compañeros de su misma nacionalidad. Aun así, la oportunidad de pasar unas semanas en otro país y convivir con otra lengua y otras costumbres es beneficiosa para los jóvenes.
“Creo que la experiencia de poder estudiar fuera de tu país es muy buena”, apunta M. Palau, estudiante mallorquina, de 17 años, que ha pasado siete semanas en Chichester. No obstante explica que, aunque ha mejorado en vocabulario y forma de expresión, no ha tenido la oportunidad de aprender inglés como lo han hecho estudiantes de otras nacionalidades.
En esa línea, lamenta: “Siento como que en mi agencia me querían vender una cosa que no era. Me dijeron que venir aquí era bueno porque no había muchos españoles. Sin embargo, cuando llegué me encontré con que la mayoría de mis compañeros eran de España”.
El interés de los españoles por aprender inglés ha crecido en las últimas décadas y más especialmente en los últimos años. Esperanza González, estudiante, de 21 años, recuerda que cuando llegó a Chichester por primera vez para aprender inglés hace cinco o seis años el número de españoles era más reducido y el número de estudiantes de distintas nacionalidades estaba más equilibrado. Aun así, recalca que “es una experiencia nueva y se puede aprender.”
Aunque en su mayoría los estudiantes matriculados proceden de España, hasta alumnos de 23 nacionalidades distintas pasan el verano en este centro.
Los japoneses, tras los españoles, representan algo más del 23% de los alumnos matriculados en ‘El College’. Kunitada Komparu es uno de ellos. Recalca sentirse satisfecho de poder estar estudiando en Inglaterra y asegura haber encontrado en los españoles a sus mejores compañeros en esta experiencia.
“Los españoles han cambiado mi vida absolutamente. Cuando comparamos el porcentaje de estudiantes de las distintas nacionalidades, podemos apreciar que representan una parte muy alta en comparación con el resto. Sin embargo, muchos de mis compañeros intentan mezclarse con gente de otras nacionalidades y aprender”, explica. Desde su punto de vista, la cuestión es querer aprender el idioma y poner todo el esfuerzo en ello y en la integración con la gente de otros países.
Por su parte, Guillaume C.L. estudiante francés, de 23 años, asegura no saber el porqué de que la mayoría de sus compañeros provengan de España.
El caso de Francia contrasta con el anterior, al contar con tan sólo un poco más del 3% de estudiantes de esta nacionalidad, a pesar de su cercanía.
Aun así el joven asegura sentirse muy a gusto junto a los españoles y destaca que más que el aprendizaje del idioma ha podido conocer nuevas culturas y otras maneras de pensar. Por lo que valora de forma positiva su experiencia en Chichester.
“Llevaba muchos años sin estudiar inglés. La experiencia me ha servido para recordar cosas y también para conocer nuevos amigos”, recalca Eva Hernández, natural de Badajoz.
Entre experiencias, anécdotas, nuevas culturas y compañeros de distintas nacionalidades, los españoles salen a Inglaterra a la caza del inglés. Al llegar a casa es hora de valorar si el esfuerzo económico y personal ha merecido la pena.