Con una de cal y otra de arena, Juan Calleja intentó hacer de espejo de la realidad que vive el gremio periodístico, mostrando de forma agridulce que “ser periodista es una profesión vocacional y apasionante, pero no vamos a ser ricos”, aseguró. Con el respaldo del legado periodístico de tres grandes de la profesión como Enrique Meneses, Eric González y Jun Lee Anderson, el periodista apuntó en boca de ellos, que la profesión se aprende en la calle, ya que contar buenas historias es por lo único por lo que apuestan los medios, así como que hay que entender el mundo y saber contarlo. Sin embargo, la condición sine qua nonde llegar a ser periodista es, según Calleja,la vocación: “Para ser buen periodista hay que tener vocación, el sentimiento es lo que marca la diferencia, y son vuestros ojos y manos los que van a escribir y por eso hay que salir a la calle”, expuso.
Su trayectoria profesional comenzó en las aulas de la Facultad de Ciencias de la Información, a la que volvió y recibió el Premio Joven 2007 en Comunicación por la revista Babel, cuyo objetivo era reflejar entre sus páginas el día a día de menores en exclusión social, en cárceles y en centros de acogida. De ahí, se convirtió en co-fundador de Babylon Magazine, una aventura informativa que le permitió dar a conocer la cultura española en el extranjero y aprender de la profesión. Este medio dedicado a hablar de cine, cultura, música, deporte o literatura, le dio tablas para convertirse en un periodista versátil que tiene la capacidad de llegar a la gente.
Al terminar su andadura en la consagrada “mejor revista en papel de Reino Unido”, Juan Calleja ha acabado donde empezó, en el periodismo. Como redactor jefe en la Fundación PorCausa, trabaja entre el periodismo y la investigación desde noviembre de 2014, y es entre politólogos, sociólogos, investigadores y periodistas, donde ha encontrado su lugar en la profesión periodística. Con positivismo pero con sinceridad, expresó la realidad convulsa que padece una profesión ilusionante, esencial y que va más allá de lo aparente.