El pasado 1 de Marzo la Plataforma de afectados por hepatitis C (PLAFHC) se manifestaba en Madrid, en una marcha multitudinaria donde pedían el acceso inmediato de todos los pacientes a los tratamientos contra el virus.
A esta marcha acudían, según fuentes policiales, alrededor de 4.000 personas que, al grito de 'No son muertes, son asesinatos' reivindicaban su derecho a la vida. Esta marcha se convocó tras la publicación del Plan Nacional contra la Hepatitis C, presentado por el Ministerio de Sanidad días antes, que arrojaba algo de luz sobre una enfermedad que hasta el momento había sido una gran desconocida para los ciudadanos de a pie.
El Ministerio afirmó que actualmente hay 95.524 pacientes diagnosticados en España, de los que algo más de la mitad (51.964) deben ser tratados con fármacos. Para ello, afirmaba el ministro de Sanidad, Alfonso Alonso, serán necesarios 727 millones de euros. En este sentido, Alfonso Alonso, ministro de sanidad, comunicaba a la PLAFHC que serían las Comunidades Autónomas, apoyadas por el Ministerio de Sanidad, las encargadas de cubrir los gastos que se derivaban del suministro de estos medicamentos a los afectados.
Mario Cortés, Presidente de la PLAFHC, ponía en tela de juicio las afirmaciones de Alfonso Alonso, en la rueda de prensa que dio tras “la entrega de firmar” puso, al considerar que las CCAA que no puedan hacer frente a lo gastos, no pondrán poner a disposición de los ciudadanos los medicamentos.
Mario Cortés, declaró el 27 de febrero en la entrega de firmas en el Congreso de Diputados, para pedir una partida presupuestaria e hizo hincapié en que "el gobierno y el Ministerio de Sanidad siguen vendiendo humo”. El ministro desconfiaba de la puesta en marcha de las medidas que anunciaba Alonso. Por otra parte, se dirigía al gobierno para recriminarles que “ellos son meros administradores y el dinero es de todos los trabajadores", en referencia a las peticiones de está plataforma de una partida presupuestaria para financiar los medicamentos.
Hepatitis C, la gran desconocida
Según la OMS, la Hepatitis C es una enfermedad del hígado causada por el virus del mismo nombre, capaz de causar una infección, tanto aguda como crónica, cuya gravedad varía entre una dolencia leve que dura algunas semanas, y una enfermedad grave de por vida.
Esta organización estima que aproximadamente el 3% de la población mundial (unos 180 millones de personas) se encuentra infectada, y que un número considerable de éstas desarrollarán cirrosis o cáncer de hígado.
Entre 300.000 y 500.000 personas mueren anualmente por enfermedades hepáticas relacionadas con la hepatitis C. En España se calcula que el número de infectados diagnosticados está alrededor de 700.000 mil personas.
Las causas más comunes de transmisión de éste virus se deben a las prácticas de inyección poco seguras, la esterilización inapropiada de equipo médico y el uso de sangre y productos sanguíneos sin analizar. Entornos y prácticas, a priori, cercanas a cualquier ciudadano.
Muchos de estos pacientes han recibido tratamientos durante años, que lejos de paliar la enfermedad, han demostrado su ineficacia.
Por eso, actualmente la PLAFHC y otras plataformas de afectados reclamaban medicamentos de mayor eficacia. Es el caso del tan mencionado Sovaldi.
El estudio GS-US-334-0126 presentado por la compañía biofarmacéutica Gilead Sciences, evidenciaba en su presentación de datos de los ensayos clínicos, que los medicamentos antivíricos, como el Sovaldi, pueden mejorar los resultados y han mostrado una alta tolerancia por los pacientes con hepatitis C con enfermedad hepática grave. Así, lo mostraba en la presentación sobre la eficacia de éste medicamento en enfermos por el virus de hepatitis C (VHC).
En esta misma línea, el estudio revelaba que tratamiento antivírico logra buenos resultados en el 50-90% de los casos, y ha mostrado eficacia para limitar el desarrollo de cirrosis y cáncer de hígado.
El Solvaldi salva vidas
Sofosbuvir, de nombre comercial Sovaldi, es un inhibidor que bloquea a la enzima polimerasa infecciosa (capaz de replicar ácidos nucleicos) y hace más difícil que el virus se multiplique.
El Doctor Vicente Carreño, prestigioso hepatólogo internacional y presidente de la Fundación para el estudio de las infecciones virales, afirma que con el tratamiento de Sovaldi “el virus se va de la sangre en un 90% de los casos y se normalizan los análisis”. En este sentido, Carreño mantiene que este medicamento solo es urgente para aquellas personas que se encuentran en fases pre o cirróticas, pero estos pacientes “deben recibir el Sovaldi sí o sí”, sentenciaba Carreño.
Los problemas para administrar éste medicamento a los pacientes una vez creado y comprobada la eficacia del medicamento, lejos de disminuir han aumentado. El elevado coste del tratamiento hace que ni pacientes ni Estado puedan correr con los gastos de forma eficaz y completa.
Para el químico egipcio, Raymond Schinazi, descubridor del medicamento Sovaldi, el elevado precio que asciende a 60.000 euros está completamente justificado, ya que afirma que “así es el negocio, tenemos que ganar para volver a invertir en nuevas moléculas". Schinazi ha reconocido que “está haciendo negocio con la vida” y no parece tener reparos en hacerlo público. En consonancia con esto, el medicamento aumentó considerablemente su precio al mismo tiempo que los casos de afectados por hepatitis C cobrarán fuerza mediática y los gobiernos se ponían manos a la obra para adquirirlo.
En contraste con las cifras de afectados y fallecidos cada día por hepatitis C (10 a 12 personas), Raymond Schinaz, defendía su postura en una entrevista concedida a Cadena Ser el 30 de enero, afirmando que invirtió 11.000 millones de dólares en hacerse con la patente del Sovaldi y ha ganado, por el momento, 120.000 millones de dólares.
Unos beneficios que desentonan con el mensaje que el químico esgrime, acerca de la necesidad de cubrir los gastos y que, por tanto, dibujan un panorama desolador para aquellos que sufren y pierden la vida esperando un medicamento disponible.
Detrás de las cifras, personas
El pasado 28 de febrero, miles de estudiantes se concentraron en el centro de Madrid para alzar sus voces en contra del sistema 3+2 promovido por el Ministerio de Educación, que pretende reducir los años de grado a tres y ampliar los de master a dos.
Otros colectivos como la plataforma de afectados por el ERE en la Universidad Politécnica de Madrid, el colectivo de los despedidos por el ERE de Coca cola y la Plataforma PLAFHC se unían a la marcha estudiantil.
Mari Carmen Álvarez, una mujer de 69 años afectada desde hace 30 años por el virus VHC, ahora en fase 4 (fase cirrótica), se retrasaba del grupo para colgar en la fachada de uno de unos de uno de los edificios paralelos al recorrido, un cartel que anunciaba la Marcha del 1 de marzo promovida por la PLAFHC, que llevaba como lema: Porque nos va la vida.
Mari Carmen se mostraba fuerte, aunque sus ojos denotaban tristeza. “Estoy muy cansada ya, pero tengo esperanza y lucharé hasta que me quede el último trocito de hígado”, enunciaba mientras miraba a la muchedumbre proseguir su camino.
Mari Carmen hacia hincapié en que está hartos de mentiras, haciendo referencia a la falta de credibilidad que le da a las palabras del ministro de Sanidad. La afectada por VHC reivindicó que aunque no ha ido a la universidad sabe reconocer cuándo la mienten.
Hace meses que Mari Carmen obtuvo la prescripción médica del medicamento Sovaldi y afirma que aunque Alfonso Alonso ha declarado que se suministrara el medicamento a todos los afectados, ella todavía no ha recibido noticias de cuándo comenzará con el tratamiento.
Mari Carmen y los miles de afectados por el VHC, son un ejemplo de superación y constancia, por eso seguirán al pie del cañón hasta conseguir el tratamiento para todos.
La sociedad ya conoce que es la hepatitis C y ha puesto cara a quienes están detrás de ella. Ahora toca ponerse manos a la obra y mostrar el lado brillante que hace humana a la sociedad.