La Universidad Complutense parece haber encontrado la solución para deshacerse de los cadáveres donados a la ciencia que se acumulan en la Facultad de Medicina. Los cuerpos se han puesto en alquiler para las empresas privadas que quieran adquirirlos con fines de investigación y a doctores que imparten cursos de posgrado privado los fines de semana, incluido algunos viernes. El precio medio de alquiler de un cadáver ronda entre los 500 y 750 euros, según han informado fuentes del propio departamento quienes también han asegurado que son muchas las empresas que organizan este tipo de cursos en sus sótanos.
Entre estas empresas se pueden encontrar firmas tan conocidas como Mapfre o el fabricante de implantes dentales Straumann, dado que este tipo de cursos no solo se imparten en centros privados, sino que constituyen una práctica legal y normalizada en varias universidades españolas tales como Odontología y Oftalmología.
Un detalle que no ha pasado desapercibido para la Asociación Española de Donantes de Cuerpos a la Ciencia es la elevada acumulación de cadáveres que se han mantenido hacinados en estado insalubre durante tanto tiempo. Contra esto, el director del departamento, Ramón Mérida, atribuye este amontonamiento a la imposibilidad de utilizar el horno crematorio tras la jubilación –el pasado diciembre- de su operario, Samuel. Un argumento que no se ha tomado por válido dado que esta situación lleva produciéndose desde hace cinco años y que en nada se parece a la que se vive en el departamento de al lado, Anatomía y Embriología Humana I, que cortó la entrada de cuerpos hace tiempo al ver rebasado su espacio disponible.
A pesar de que el precio de alquiler por cuerpo parece estar fijado en varios cientos de euros, las cifras pueden variar debido a la inexistencia de unos baremos que regulen el cobro de estos alquileres, lo que suscita aún más las dudas en torno al departamento. De ahí que, ante la pregunta que un investigador manchego realizó a la facultad de Medicina para conocer el precio del cadáver, la respuesta de la secretaria le dejase tan sorprendido, “No, la pregunta es al revés: ¿cuánto dinero estaría usted dispuesto a pagar?”. Los ingresos obtenidos de la recaudación de estos alquileres serán repartidos entre el rectorado y el departamento implicado, con el fin de mitigar la escasez de medios de los que actualmente disponen.
Ante esta situación –que sigue sin tener una explicación clara-, el rectorado se mantiene en su decisión de ayer de abrir un expediente informativo para que la Facultad pueda dar las aclaraciones pertinentes al asunto, del que afirma no saber nada.