Cristian, ¿con qué nombre se conoce a su enfermedad y cuándo le fue detectada?
Mi enfermedad se llama “Retinosis Pigmentaria”. Se detecta a través de un fondo de ojo. En él se observan unas manchas en la retina. Esta enfermedad es degenerativa y genética y principalmente afecta al campo visual y a la percepción. Me impide ver lo que hay en determinados puntos y me obliga a mover el ojo para abarcar un objeto grande y poder identificarlo. Me fue detectada entre los tres y los cuatro años de edad, más o menos.
Sin embargo, a simple primera vista, no se aprecia.
Es cierto, y en más de una ocasión esto me ha llevado a malos entendidos con algún que otro profesor y con algunos compañeros.
¿Cómo se ha desarrollado su vida como estudiante?
Es algo bastante complejo de describir y largo también. Siempre he ido a centros de educación pública y estoy muy orgulloso de ellos. De mi colegio, C.P Carlos Ruíz, recuerdo, sobre todo al director que me consiguió mi primera lupa de mano, me encantaba porque tenía luz y para un niño todo es mejor si tiene luz (risas). Después recibí en clase una telelupa con atril y me pasé dos años sentándome sólo por ello, se podría decir que ahí acabó mi vida social. Los niños no comprenden el porqué de esa mesa tan “extraña” ni porqué hay cosas que haces más despacio que el resto y es normal que se alejen y traten de diferenciarse, pero siempre he tenido amigos y siempre me han apoyado, además me enorgullezco de mantener esas amistades y de saber que pase lo que me pase estarán ahí, como yo estaré para ellos. En el instituto me sentí cómodo, aunque no era fácil. Entré en el I.E.S. Ángel Ysern con doce años y era un lugar que no conocía y unos profesores extraños para mi, pero debido al alto nivel humano, me adapté rapidísimo a él. Allí conocí a los profesores que me han llevado hasta donde estoy. Desde el profesor de Lengua y Literatura que me despertó el interés por la escritura, hasta los de historia que me enseñaron su importancia.
¿Qué fue lo que le llevó a estudiar Periodismo?
De pequeño yo quería ser piloto de rally, pero como hemos dejado claro era imposible, además era un sueño irreal de la tierna infancia (risas). Cuando fui creciendo tenía muy claro que la política y la justicia eran lo que más me interesaba. Por ello, estudiar Derecho o Ciencias Políticas se convertían en un blanco fácil. Pero un día se leyó un texto en clase y todo cambió, me desencanté de la política y de la justicia. Comencé a pensar que no existían y que la injusticia era lo más común. Eso me hizo querer contar las cosas y contextualizarlas, mostrar a la gente cómo es la realidad, porqué es así y quienes son los culpables de que ocurran los hechos que nos perjudican. Hoy quiero contar la verdad sea cual sea y le pese a quien le pese.
¿Qué necesidades se le presentan a la hora de desarrollar una actividad normal en la Facultad?
Necesito más tiempo del habitual para leer. Para realizar esta tarea, utilizo una telelupa de mano, pero me agota la vista y tengo que parar. A la hora de hacer un examen que contiene una gran cantidad de texto, la Oficina para la Integración de la Discapacidad me ofrece a una persona que me lo lee y, en caso de que sea tipo test, marca la opción que le indico, ya que lo paso bastante mal en esa situación. Pero en ningún caso me ponen un examen más fácil, quiero dejar esto bien claro. Además, necesitaría una telelupa para poder estudiar en la Facultad o para quedarme a hacer trabajos con mis compañeros.
Hablando de compañeros, ¿cómo es su relación con ellos? ¿Y viceversa?
Mi relación con los compañeros es difícil, ya que algunos no saben lo de mi enfermedad y han llegado a creer que soy un maleducado por no saludarles. Aprecio a bastantes compañeros. Lo que es cierto es que sin ellos y sin amigos es mucho más complicada la vida en la Facultad. Por suerte, a mi no me ha pasado.
¿Qué pensó de la Facultad el primer día que llegó?
Oscura, tétrica, disfrazada de colorines para solventar un problema de iluminación. Vino mi hermana conmigo y tardamos un poco en encontrar el aula 508 en el que se impartía mi clase.
¿Qué ayudas echó en falta al principio?
En esta Facultad en especial ninguna, yo llevaba un año ya en la Universidad Complutense y venía “maleado” de otra Facultad. Me acostumbré muy rápido a todo lo que me exigía Me siento muy a gusto aquí y parte de ello se lo agradezco a la Oficina de Integración para la Discapacidad. Sus trabajadores son excepcionales y me han ayudado, siempre que los he necesitado.
En cuestión de accesibilidad, ¿qué aspectos puede y debe mejorar la facultad?
Son muchas las carencias de accesibilidad en esta Facultad. Tanto el edificio viejo como en nuevo tienen problemas de iluminación, accesos, rampas, en la claridad de los carteles y en muchas otras cuestiones que el rectorado debería de asumir.
Usted como estudiante, ¿hacía donde cree que se dirige el Periodismo?
Nuestro futuro es incierto. Nos dicen que debemos aprender a hacer videos, a grabar, a escribir textos para todo tipo de medios y a mí me parece bien, pero no considero una buena opción que tengamos que hacer, como nos han dicho en más de una ocasión, todo a la vez. Creo que el Periodismo multimedia conseguirá que las informaciones sean, cada vez, más simples. Ahora parece tener más importancia las imágenes tomadas vía móvil de los ciudadanos que las informaciones que consiguen los periodistas mediante sus fuentes.
¿Y en esa dirección como se ve usted dentro de esta profesión?
Yo me veo luchando para ganarme un puesto de trabajo. Si no encontrase empleo aquí, no dudaría en salir de España.