¿Cómo se sentirían si en su día a día tuvieran que salvar miles de obstáculos físicos a los que parece que cada vez se le añade más dificultad? Ésta es la realidad que viven miles de estudiantes con discapacidad física o psíquica que acuden a las aulas de la Universidad. En las líneas que siguen les contamos la rutina de los estudiantes de Ciencias de la Información, sus problemas a la hora de estudiar en el Centro, como se les ayuda desde la Universidad Complutense y muchos puntos más sobre la vida estudiantil de estos alumnos con necesidades acorde a sus diversas patologías.
La Universidad Complutense, crea el 3 de diciembre de 2003, coincidiendo con el Día Mundial de las personas con discapacidad la OIPD (Oficina para la Integración de Personas con Discapacidad).Un organismo dependiente del Vicerrectorado de Atención a la Comunidad Universitaria, y que se encarga de brindar todo tipo de adaptaciones a los estudiantes discapacitados.
Actualmente su tarea es bastante extensa ya que el último informe estadístico de la Universidad Complutense esclarece que el número de estudiantes con algún tipo de discapacidad dentro de esta universidad asciende a seiscientos setenta y cinco alumnos, siendo Medicina la Facultad que aglutina al mayor número de este perfil de estudiante. Concretamente, en la Facultad de Ciencias de la Información se encuentran estudiantes con diferentes tipos de discapacidad: desde discapacidades motoras hasta discapacidades auditivas pasando por discapacidades visuales o alumnos con alguna discapacidad mental.
Desde la OIPD estudian la discapacidad y ofertan las ayudas y adaptaciones pertinentes a cada tipo de discapacidad teniendo en cuenta otros factores importantes como son las habilidades sociales, la autonomía aprendida en el hogar familiar y las propias capacidades del alumno. Como afirman desde este organismo “ningún estudiante es igual a otro por muy similares que sean las características que implican sus discapacidades”.
En cuanto a las ayudas que reciben los alumnos ninguna es igual a otra. Los alumnos con discapacidades visuales reciben una ayuda técnica como es la posibilidad de utilizar una máquina que guarda la información en braille y que después traduce a texto normal en el ordenador, bajo el programa Jaws en colaboración con la fundación ONCE. Además, a la hora de enfrentarse a los exámenes el profesor facilita al alumno el texto en formato electrónico guardado en un pendrive y en un documento accesible que no sea un formato imagen. Estos alumnos disponen además de un tiempo mayor que el resto del grupo para poder realizar su examen, aclaran desde la OIPD pero inciden que “no significa que el examen sea más fácil, si no que se tiene en cuenta las dificultades específicas del alumno”.
Por otra parte, se contempla en este grupo a aquellos alumnos con algún tipo de fobia a quienes se les posibilita realizar los exámenes y seguir las clases desde la parte posterior de la clase. La Oficina para la Integración de Personas con Discapacidad también tiene en cuenta a los alumnos con síndrome de Asperger, un tipo de autismo más leve que conlleva una alteración neurobiológicamente determinada en el proceso de información. En este caso, la oficina tratará de explicar a los profesores las consecuencias de este síndrome para que entiendan así, las posibles necesidades que puede reclamar un alumno con estas características.
En este sentido se expresa C. Díaz, alumno de Periodismo, quien padece retinosis pigmentaria, una enfermedad degenerativa de la vista que afecta a la retina. Aparentemente su enfermedad es inapreciable, lo cual le ha llevado a confusiones con algunos profesores, “hay profesores que dudan, y quizá por desconocimiento no saben cómo ayudarme”, destaca este alumno. Aunque insiste que "la mayoría de los profesores te entienden a la perfección y no hay mayor problema". Otra alumna visible es Clara Sánchez-Rebato, alumna de Periodismo y discapacitada física con un grado de discapacidad del 76%. La alumna insiste en que se deberían mejorar ciertos aspectos como los horarios fijos del asistente para ciertas necesidades “creo que se debería cambiar los horario fijos del asistente para acompañarnos al baño porque ese tipo de necesidades son muy difíciles de controlar", afirma. Clara también destaca la falta de autonomía que ofrecen los elevadores y los ascensores: “Mejoraría los elevadores para que no tuviéramos que depender de nadie para usarlos”.
Pero en este tema no cabe ninguna expresar la evolución y el progreso que en los últimos años ha experimentado la cuestión de la accesibilidad en la Facultad de Ciencias de la Información. En su mayor parte debido a la insistencia de los propios alumnos y a la inestimable ayuda que brinda la OIPD. La realidad demuestra que cada vez con mayor asiduidad se presentan más y variadas discapacidades entre los estudiantes, a las que hay que hacer frente y no olvidar. Por ello, aunque son muchos los que diariamente se empeñan en conseguir unas condiciones adecuadas que les posibilite llevar una vida normal, quedan muchos aspectos por mejorar en este sentido.
La Oficina para la Integración de Personas con Discapacidad también ofrece ayuda en paralelo al profesor cuando en su grupo de clases se encuentra algún alumno con discapacidad. Ellos facilitan información al docente con objeto de que conozcan las necesidades educativas susceptibles de ser brindadas a los alumnos a los que impartan clase. Y por otra parte concede ayudas a los estudiantes que se inscriban en el Programa de Créditos que es un programa que ofrece la OIPD a cualquier alumno del mismo curso y grupo que desee ayudar a un alumno discapacitado en sus diferentes necesidades académicas. Esta ayuda proporciona dos créditos por cuatrimestre o bien cuatro créditos, si su función se prolonga durante todo el curso académico. Un reconocimiento de créditos supeditado a la realización de un curso de concienciación formativa hacia cada discapacidad y que se desarrolla en los primeros días de curso del mes de Noviembre.