La Tierra ha superado por primera vez con la diferencia de 1ºC la temperatura media desde 1880. “A su vez, el segundo año más cálido desde que se tienen registros fue 2014, por lo que el planeta está experimentando una subida de las temperaturas constante”, afirma la metereóloga Ana Casals, portavoz y responsable de comunicación de la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET).
El cambio climático influye directamente en el medio ambiente, desde la modificación del comportamiento de las especies hasta deficiencias en la polinización de las abejas, que repercutirán directamente en una futura disminución de los alimentos. Las temperaturas por encima de los 0ºC registradas en el Ártico durante este invierno también se notarán en un aumento de la formación de ciclogénesis explosivas (formación abrupta de borrascas) debido a los cambios en la presión atmosférica.
Récords en las temperaturas
En enero de este año la temperatura media ha quedado 2,3 ºC por encima de la media de ese mes, siendo el enero más cálido desde 1964. Por otro lado, el pasado mes de marzo fue el segundo más frío desde que comenzó el nuevo siglo.
De los 16 años más cálidos desde que se tienen registros, 15 se han producido en el siglo XXI, siendo este invierno el más cálido de todos. “Esto solo es una observación de que cada vez se producen con mayor frecuencia fenómenos extremos, sequías, inundaciones, incremento en la fuerza de los huracanes o la prolongación de las olas de calor”, destaca Ana Casals.
El cambio climático no es el único culpable, puesto que también adquiere protagonismo la gran intensidad del fenómeno de El Niño. El pasado año, la presencia de éste fue uno de los más fuertes jamás registrados. Además, según un informe publicado por la NASA, la intensidad de El Niño no para de crecer.
En los primeros días de 2016 se registraron en el Polo Norte temperaturas superiores a los 0ºC, lo que implica desviaciones de más de 20ºC respecto a la media de esta época del año. Valores atípicos, puesto que estas condiciones no se dan casi en verano.
Alteraciones en las especies
Este aumento de temperaturas está ocasionando anomalías en el comportamiento de las especies animales, como cambios en los hábitos migratorios de las aves o el adelanto del período de reproducción en muchas especies, tanto animales como vegetales. En este último caso, comienzan a ser habituales las floraciones en otoño. Y en el caso de los polinizadores, su comportamiento se ve alterado tanto a nivel de organización como de interacción con los de su misma especie y con las plantas.
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F. Kimgreenhalgh90 |
El 40% de los insectos polinizadores invertebrados, como las abejas y las mariposas, se encuentran amenazados, mientras que el 16% de los polinizadores vertebrados están en peligro de extinción a nivel mundial, según un informe realizado por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza.
Además, una décima parte de las abejas silvestres europeas se encuentra en peligro de extinción. Su función en la naturaleza es de vital importancia. De hecho, contribuyen a la polinización de cultivos que representan el 35 % de la producción agrícola mundial, valorada en 153.000 millones de euros anuales (22.000 millones en Europa).
Un ejemplo de la velocidad a la que avanza el cambio climático respecto a algunas especies es la reducción a la mitad de la producción de miel el año pasado en Italia, según afirma la Unión de Asociaciones de Apicultores Italianos.
Impactos sobre la salud
Una investigación en la que participó la Universidad de Oxford, sostiene que el cambio climático puede desencadenar alteraciones en la composición y cantidad de energía en las dietas. Se traduce en una reducción en la disponibilidad de alimentos de un 3,2% por persona, lo que corresponde a unas 99 kilocalorías por día. El calentamiento de la agricultura, así mismo, produce grandes consecuencias sobre la salud humana.
El incremento de los niveles de CO2 ya ha alterado la calidad de nuestra comida. Además, se calcula que los cambios del clima prolongarán las estaciones de transmisión de importantes enfermedades propagadas por vectores, seres vivos que también ven afectada su distribución geográfica.
Tras analizar los efectos de CO2 en cultivos y plantas silvestres, el Programa de Investigación del Cambio Global de los Estados Unidos ha publicado un informe donde afirma que algunos alimentos se están volviendo ricos en carbohidratos y pobres en algunos nutrientes esenciales. A través de la fotosíntesis, las plantas transforman el CO2 en agua y azúcares. Y cuanto más CO2 reciben, más azúcares producen, utilizando los carbohidratos adicionales para su crecimiento, o bien almacenándolos.
Según el estudio, las plantas C3 (el grupo más común según la forma en la que realizan la fotosíntesis) son las más afectadas. Entre ellas se incluyen el trigo, el arroz, las patatas y casi todas las frutas y vegetales.
Mirando hacia el futuro
El Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC), en su informe de evaluación, afirma con una seguridad del 95% que la actividad humana es la causa dominante del calentamiento observado desde mediados del siglo XX. Las emisiones de CO2 acumuladas determinarán en gran medida el calentamiento medio global sobre la superficie a finales del siglo XXI.
El acuerdo de la Cumbre de París celebrado en diciembre del año pasado ha fijado un límite a los países para controlar las emisiones de gases de efecto invernadero, además de un sistema destinado a su financiación.
El pacto exige que la temperatura media del planeta se reduzca por debajo de los 2ºC, con esfuerzos para lograr no superar los 1,5 ºC. Una meta muy compleja, teniendo en cuenta que el aumento global de la temperatura ya lleva 1ºC respecto al año pasado. El mayo más cálido registrado produjo el pasado mes, según reveló la Organización Meteorológica Mundial.