“Todavía os necesitamos, no os vayáis a ningún sitio”, ha sonreído, refiriéndose a sus huesos cuando pierden masa ósea en el espacio. Aun así, según ha reconocido, echa de menos la sensación de ingravidez cuando aterriza en la Tierra. Durante su paso por la Estación Espacial Internacional (ISS) a bordo del módulo ruso Soyuz, esta astronauta de la ESA y la Agencia Espacial Italiana ha relatado ante jóvenes de toda Europa anécdotas sobre su estancia a bordo de la estación. “Nuestro planeta es muy bonito desde el espacio”, opina.
Cristoforetti ha centrado su labor investigadora en experimentos sobre la microgravedad. Esta condición consiste en un punto donde casi se alcanza la ingravidez, dada la distancia de la ISS con la Tierra. Las muestras alcanzan desde plantas hasta composiciones químicas de las que estudian su reacción ante la falta de gravedad. Estas investigaciones están dirigidas a conocer las condiciones de vida en el espacio con el fin de obtener datos para futuras misiones, como por ejemplo, un posible viaje a Marte.
La astronauta italiana ha destacado la utilidad de la multitud de nacionalidades que actualmente se encuentran en el espacio, un hecho análogo a la tecnología de la ISS, procedente de países tan dispares como Rusia, China, Japón o Estados Unidos. “Es como un campo de fútbol”, lo ha comparado. Considera muy importante la cooperación internacional, ya que puede abrir nuevos caminos y perspectivas a la investigación, haciendo progresar el conocimiento.
Una astronauta con una larga experiencia
Cristoforetti reúne más de 500 horas de experiencia en vuelos militares y aeronáuticos. Ostenta un máster en ingeniería mecánica (Universidad Tecnológica de Munich), así como una especialización en propulsión aeroespacial con estructuras ligeras. También ha realizado estudios de aeronáutica en ciudades como Moscú, Tolosa (Francia) y su país natal, Italia.
En el año 2001 entró en la Academia Aeronáutica del ejército italiano. Tras terminar su entrenamiento en el programa Euro-OTAN para formarse como piloto de jet, fue integrante de las fuerzas italianas en varias unidades y operaciones. En el año 2009 fue seleccionada como astronauta en la Agencia Espacial Europea. Ella ocupa el puesto 59 de las mujeres que han salido al espacio, una lista en cuyo primer puesto se halla desde 1963 la rusa Valentina Tereshkova.