En el estudio ha colaborado la Universidad Complutense de Madrid (UCM), quienes junto a científicos de la Universidad de Murcia y de Universidad de Barcelona, han analizado el suelo y el agua de tres zonas afectadas por la actividad minera en la antigüedad.
Una de ellas es la bahía de Portmán, un lugar dedicado a eliminar las impurezas de los minerales extraídos en el pasado y la zona más contaminada hoy día, ya que es donde se encuentran los focos de metales pesados. Otra ha sido una zona de dispersión, a la que llegan los elementos nocivos como consecuencia de la escorrentía (agua de la lluvia que discurre por la superficie del terreno); y la tercera, una zona no afectada por la presencia minera.
Para su realización, recogieron muestras durante varios episodios de lluvia. De este modo, descubrieron que en los períodos de sequía aparecían unas sales solubles (denominadas eflorescencias) que pueden acumular elementos potencialmente tóxicos. “El problema es que con las precipitaciones las eflorescencias al ser altamente solubles, desprenden tóxicos, además de constituir un foco secundario de contaminación”, explica Mari Luz García Lorenzo, investigadora de Petrología y Geoquímica de la UCM.
Murcia no cuenta con frecuentes lluvias, pero se producen de manera torrencial cuando llegan, lo que agrava el problema de las antiguas minas de Cartagena. El agua dispersa los elementos tóxicos de los residuos mineros a áreas adyacentes, llegando a varios kilómetros del foco principal de contaminación.
Alta exposición en los pueblos de la zona
La Sierra Minera de Cartagena-La Unión, una formación montañosa de 26 kilómetros frente al Mar Mediterráneo, fue explotada para extraer especialmente plata y plomo desde el siglo VII. Más tarde, en el siglo XIX, recobró importancia por la extracción de hierro y de cinc. Durante los años cincuenta, comenzó su explotación a gran a escala. De la misma época data el Lavadero Roberto, localizado entonces en la bahía de Portmán, donde se procesaba el mineral.
Las actuales observaciones técnicas realizadas han revelado la existencia de arsénico, cadmio, plomo, cobre, hierro y cinc en el ambiente. Estos elementos son, según García Lorenzo, componentes con efectos cancerígenos en el ser humano, destacando el arsénico por encima de los demás.
Cerca de la mina hay cinco pueblos con una población de 20.000 personas. Los autores del estudio calcularon un análisis de riesgos a partir de la dosis diaria de exposición. De esta forma, la dosis diaria a la que se exponían los residentes superaba los niveles permitidos, sobre todo en la población infantil. En el caso del agua analizada con la que conviven, presentó un pH inferior a 4 (de acidez alta) de color rojo o anaranjado procedente del hierro extraido con anterioridad.
Los expertos analizaron los resultados y los transmitieron a las autoridades, que determinarán las medidas a tomar. La Sierra Minera de Cartagena ha pasado a constituirse como un espacio altamente contaminado por la actividad minerometalúrgica de su pasado.