Infoactualidad: ¿Cómo se sintió cuando supo que le habían elegido?
Pablo Martínez: Fue un subidón, aunque a mí esas cosas me duran poco. Ahora hay que centrarse en lo que viene después de esto. Está bien porque lo he conseguido, pero hay que seguir trabajando.
I: Al principio se presentaron 202.586 candidatos de todo el mundo y según ha ido avanzando la ronda de selección, la última la tercera, se quedaron 100 candidatos, ¿Por qué cree que le han elegido?
P.M.: Muchos motivos. El humor, el haber pasado por experiencias en mi vida que me lo han puesto difícil, pero sobre todo por mi forma de ser. No ha sido porque tuviera unos conocimientos especiales, sino por como soy, básicamente.
I: ¿Qué clase de perfil estarían buscando?
P.M.: Un perfil de persona equilibrada, con sentido del humor y que sepa que quiere ir a Marte. Que cumpla el perfil psicológico y una salud física buena.
I: El hecho de que un proyecto científico tenga tanta presencia de los medios de comunicación, ¿Qué puede aportar al progreso del conocimiento científico?
P.M.: Personalmente, creo que podría tener muchas ventajas. La exploración lunar, con las misiones Apolo a la Luna, fue un boom para la imaginación de muchísima gente que quiso dedicarse a la ciencia y la tecnología. Todos los avances de los que disponemos ahora mismo como Internet, las pantallas o los dispositivos electrónicos viene de gente que vivió los proyectos Apolo. Ahora nosotros vamos a llegar a muchísima más gente, niños y adolescentes que nos van a ver y querrán ser como nosotros. Y se van a esforzar en ello. Es una forma de crear capital humano.
I: El proyecto ha recibido numerosas críticas. La Universidad de Massachusetts ha llegado a plantearse la factibilidad del proyecto, por ejemplo, al explicar que el cultivo de la vegetación podría producir niveles poco seguros de oxígeno, capaces de provocar incendios con facilidad o el sofoco de los colonos, ¿Qué sistema se ha pensado para combatir este exceso de oxígeno?
P.M.: El artículo del MIT parte de una base que es falsa. No es un mal artículo, pero solo ‘supone’ la forma de Mars One de hacer las cosas, por lo que todo lo que se refiere al proyecto queda invalidado. De hecho, el propio artículo dice: “Bueno, ahora imaginemos que no hacen las cosas como lo hemos dicho al principio, sino que las hacen así”. Y ya solamente con un pequeño cambio ya no nos morimos de sofoco.
Luego dan otras cuestiones que puedan surgir y dar lugar a que podamos morir por otras causas. Ellos mismos dan una solución, que es la parte de ciencia. "Hemos detectado estos problemas y tenemos estas soluciones".
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Pablo Martínez / Foto: Ana Palomares Alonso |
I: Dan soluciones, pero en este punto en específico no. Se limitan a decir que de acuerdo con su análisis, las tecnologías actuales no están preparadas para llevar a cabo esta clase de procesos en el espacio.
P.M.: Pero nosotros no vamos a estar en el espacio, sino en la superficie de un planeta. Ellos, en su artículo, lo que hacen es tomar las tecnologías que se están utilizando en la Estación Espacial Internacional. Allí tú no puedes coger recursos del entorno, entonces cualquier cosa que necesites tienes que llevarla hasta allí.
Nosotros sí vamos a utilizar los recursos propios del planeta, utilizaremos las rocas que hay alrededor para fabricar nuestros propios instrumentos. En la Estación Espacial Internacional no puedes hacer eso, necesitas un sistema cien por cien cerrado.
I: Se crearían, por así decirlo, cadenas de montaje sobre la superficie marciana.
P.M.: Exactamente. Nosotros vamos a crear nuestra propia industria, la que necesitemos. Avanzando en los años, claro, en diez días no lo vamos a tener montado.
Ellos basan su artículo en las tecnologías de la ISS, que requieren de llevar todo, absolutamente todo, y que efectivamente no permiten que haya un crecimiento de plantas.
Paragon es una compañía aeroespacial que ha trabajado con el gobierno de los Estados Unidos, la NASA y la defensa estadounidense. Ha elaborado un estudio de cómo sería el sistema de soporte enfocado específicamente a este proyecto. Todavía queda mucho por hacer, pero hay mucho camino hecho y efectivamente es factible.
I: ¿Qué nuevas perspectivas ha abierto el reciente descubrimiento de agua en la superficie?
P.M.: No se han abierto nuevas perspectivas porque nuestra intención nunca fue utilizar el agua líquida. Digamos que para nosotros es un impulso más para ir porque implica que probablemente pueda haber agua líquida en el subsuelo. Y ese agua en el subsuelo probablemente lleve líquida demasiado tiempo como para poder albergar vida. Esto es muy interesante porque podemos ir y estudiar esa vida.
Es más de investigación que de explotación, por así decirlo. Yo ahora mismo, como científico, en lo último que pensaría sería en explotar ese agua. Lo que me interesa es estudiar si tiene microorganismos, cualquier tipo de vida. Es el primer sitio donde hay que buscar.
I: ¿Qué metodología de investigación se podría realizar?
P.M.: Principalmente sondas y tomas de muestras. Pero teniendo cuidado de no contaminar la zona. Tendría que ser mediante robots construidos en el propio Marte, ya que cualquier robot que trajéramos desde la Tierra probablemente estaría contaminado y no queremos que esto ocurra.
I: Ahora tiene 38 años. En 2027 usted ya tendría 49 años y si llegara entre los 20, tendría 59. ¿Esperaría más años si le ofrecieran la posibilidad de ir, por ejemplo, en 2045? ¿El entrenamiento cuenta con el proceso de envejecimiento?
P.M.: Sí. De hecho te puedo decir que, dentro de los 100 candidatos, estoy lejos de ser el más viejo. Hay gente que tiene cincuenta y tantos años. Probablemente según vayan naciendo las generaciones, el ADN se vaya alterando para adaptarnos a las condiciones de Marte. Entonces posiblemente seamos más altos y más esbeltos para adaptarnos a las condiciones allí.