La sociedad en las últimas décadas ha cambiado la forma de ingerir alcohol, pasando de beber más repartidamente a concentrarlo en el fin de semana, mediante ‘atracón’. Esta nueva forma de beber produce un gran número de consecuencias para la salud (alteraciones en la circulación, fallo de órganos, empeoramiento de trastornos mentales, problemas sociales, etc.) que se producen tras repetidas intoxicaciones, y no siempre son conocidas por sus consumidores.
¿El borracho del grupo?
El papel que un individuo juega en un grupo será el que permanezca en el tiempo y cuando intente dar a conocer otras cualidades, el cambio posiblemente no será aceptado por todos. “Es un rol muy difícil de abandonar, que afecta directamente a la integración social, cuyas cualidades solamente están relacionadas con el alcohol, anulando la propia personalidad”, explica Eusebio Megías, director técnico de la Fundación de Ayuda contra la Drogadicción (FAD) alertando además del peligro que supone para quien adquiere este estereotipo.
Depresión y suicidio
El abuso del alcohol no es la causa que mueve a una persona a suicidarse, pero sí agrava los pensamientos y comportamientos suicidas al igual que sucede con la depresión. El riesgo de padecer depresión es tres veces mayor en los varones que abusan de alcohol que en los que no abusan. En las mujeres este riesgo es cuatro veces mayor. Por otra parte, un 34% de la totalidad de pacientes deprimidos abusan de esta sustancia.
Trastornos del sueño
El insomnio es más acusado después del atracón y se va recuperando progresivamente. “Inicialmente aumenta la somnolencia pero luego provoca numerosos despertares y mala calidad del sueño, lo que empeora el estado emocional y disminuye el rendimiento cognitivo en vigila.”, afirma María José Ramos, doctora especializada en psicobiología.
Destrucción de neuronas
El abuso de alcohol afecta especialmente a la memoria operativa o inmediata (aquella información que mantenemos en mente para realizar una conducta determinada y planificar la conducta). Además, la recuperación de la atención, concentración, memoria y aprendizaje afectadas por el abuso de alcohol no se recobrarán en su totalidad y la mejora más evidente se dará en un periodo de tiempo muy corto después de la abstinencia.
Agravamiento de trastornos mentales
En algunas personas existe una vulnerabilidad genética y psicopatológica que les predispone a consumir sustancias adictivas como una forma de ‘automedicación’ para los trastornos que padecen, pudiendo este proceso derivar en abuso y adicción. Tanto es así, que más del 55% de los adultos que consumen sustancias de forma abusiva presentará un diagnóstico psiquiátrico dentro de los 15 años posteriores.
Alucinaciones
Tras un consumo excesivo, existe la posibilidad de sufrir una sintomatología semejante al delírium trémens pero en menor graduación como alucinaciones visuales, auditivas y somestésicas (las caracterizadas por una especie de hormigueo en diferentes partes del cuerpo a causa de alteraciones en la circulación).
Eusebio Megías, director técnico de la FAD, destaca que tras borracheras muy continuadas el individuo se habitúa a ello y crea una costumbre, entrando directamente en el alcoholismo. Realmente no existe una barrera que separe el beber con normalidad y el alcoholismo. Además en adolescentes, el Sistema Nervioso Central está en plena maduración, por lo que pueden provocarse lesiones neurológicas a causa del abuso de bebidas alcohólicas.