“Señoras y señores, esto es lo más terrorífico que nunca he presenciado”, sonaba el boletín de Intercontinental Radio News una tarde de octubre de 1938. Con esta frase, el escritor y director de cine Orson Welles acababa de protagonizar uno de los episodios más estudiados por los investigadores de la comunicación: Una sociedad aterrorizada por los episodios de la invasión marciana de la obra de H.G. Wells ‘La Guerra de los Mundos’. La radio acababa de demostrar su capacidad para generar impacto en la sociedad. Durante el siglo XX, los efectos de los medios de comunicación se han multiplicado. Por esta razón, la comunicación puede tomar una importancia crucial cuando se trata, en especial, de informar sobre desastres naturales.
La Comisión de Arbitraje, Quejas y Deontología del Periodismo, a petición de la Asociación de Prensa de Madrid, elaboró un informe que codificaba el tratamiento mediático de las catástrofes. “El periodista debe cuidar que la información primaria transmita lo que realmente ha sucedido, hasta que se conozca”, destacó la organización. Señalaron también el compromiso del periodista con la verdad y el cuidado del lenguaje con el fin de trasmitir serenidad. Esta responsabilidad implica, además, otro efecto: Evitar la reiteración de la exposición de las víctimas.
El sensacionalismo, un enemigo natural
Aunque el informe de la Comisión de Arbitraje hacía referencia a las catástrofes en un sentido amplio (Atentados, accidentes, etc.), ponía en relieve un problema existente en su tratamiento mediático: El sensacionalismo. La exposición diaria de la sociedad a informaciones sobre catástrofes naturales ha causado una ‘insensibilización’ en la sociedad que los diarios, las emisoras y las cadenas de televisión combaten fundamentándolas en el espectáculo.
Como consecuencia, la Facultad de Comunicación de la Universidad de Sevilla acogerá entre los próximos 9 y 11 de marzo de 2016 el I Congreso Internacional Comunicación y Pensamiento. Comunicracia y desarrollo Social, un encuentro que reunirá a investigadores de ciencias sociales para hablar acerca de los retos que presenta el discurso en el escenario global.
Ramón Reig, Catedrático de Estructura de la Información de esta institución, explica que este congreso nace con la finalidad de crear una extensión del conocimiento para ponerlo a disposición de la sociedad. “Los medios de comunicación no se hacen eco de muchos análisis mensajísticos universitarios porque tal vez no los dejan en muy buen lugar”, critica.
“Es verdad que los nuevos medios y herramientas nos ofrecen autonomía y libertad, pero no necesariamente conocimiento y una sociedad sin conocimiento no es libre o bien está libremente presa”, manifiesta Reig. El fenómeno de la ‘infoxicación’ impediría la producción de ideas, difuminando la esencia de lo sucedido.
María Luisa Sánchez Calero, profesora en la Facultad de Ciencias de la Información y directora del proyecto de investigación La Construcción del mensaje instructivo y ético sobre riesgos naturales en los medios de comunicación, coordinará el simposio número cuatro que versará sobre la representación de las catástrofes naturales en los medios de comunicación. Según la profesora: “Es cada vez más necesario cambiar esa percepción social de las catástrofes contemporáneas que los medios solo las identifican como un relato de actualidad informativa con tintes espectaculares y debemos informar ofreciendo una información de servicio y de más provechoso para la educación en la cultura del riesgo”
En el seminario reflexionarán periodistas e investigadores acerca del papel de los medios a la hora de producir noticias, y en la incorporación de fuentes expertas en la redacción, aspectos cruciales a la hora de certificar la relevancia en una información. Un tema patente en el mensaje radiofónico de Orson Welles, donde el lenguaje, los términos empleados y el emisor del mensaje otorgan un papel vital al discurso. Sus riesgos se encontrarán en el punto de mira de este seminario, que estudiará protocolos y modelos que sanen su relación con la sociedad.
Informar sobre responsabilidades humanas
Durante la reunión del COP21 ha quedado patente el papel del hombre en el calentamiento global. El deshielo del Ártico, una consecuencia directa de este fenómeno, es responsable de la subida de las mareas, punto de origen para las inundaciones. Los ciclones, los huracanes o las sequías son efectos de la subida de las temperaturas, que también influyen en las olas de frío y de calor. El cambio climático también es responsable de una mayor actividad sísmica, que provoca deslizamientos de tierra y por ende, de terremotos y tsunamis.
Los desastres naturales con origen humano, al igual que el de otras catástrofes de origen natural como los accidentes de tráfico o los conflictos armados, se encuentran sujetos a intereses políticos y económicos. La planificación de riesgos puede ser fundamental para evitar situaciones de alarma social y en este aspecto, los medios de comunicación juegan un papel fundamental.
El aumento de la temperatura global ha protagonizado la mayoría de los desastres naturales del siglo XXI. Estos acontecimientos han cobrado millones de vidas a lo largo de todo el mundo, además de daños materiales que como sucedió en Nepal el año pasado, han causado graves destrozos en el patrimonio de la humanidad. La participación social es el motor de la voluntad política y por esta razón, los medios de comunicación deben plantearse si prefieren el camino del espectáculo o la verdad.