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Martes, 10 Febrero 2015 12:07

Todo el mundo puede ser escritor

Escrito por 

 

Gracias a las nuevas tecnologías, la edición libre y las plataformas digitales de distribución; ser escritor está hoy al alcance de cualquier pluma. Editoriales y escritores tradicionales temen cada vez más a plataformas como Amazon, Bubok o Wattpad, que dan la oportunidad a cualquier persona con conexión a Internet de probar suerte en el mundo de la literatura.

Buscando satisfacer el anhelo de todos aquellos que buscan contar historias, varias plataformas digitales han surgido para ofrecer un lugar en el que dar alas a todos aquellos aspirantes a literatos. La norteamericana Amazon con su iniciativa `Kindle Deveplopment Kit´, la española Bubok e incluso varios sellos editoriales que han aparecido para responder a la creciente demanda de autores indie. Las alternativas son ahora prácticamente ilimitadas, pero buscar un lugar entre las letras sigue sin ser tan fácil.

Durante toda la Historia de la Humanidad, los escritores y escritoras han representado el progreso, la libertad y el cambio. Desde La Biblia a El Señor de los Anillos, de Cervantes a Salinger. A veces el objetivo es enseñar, otras entretener. Algunos cambian el mundo con sus libros, otros amasan fortunas con su literatura y no son pocos los que fracasan estrepitosamente, pero lo cierto es que hasta hace bien poco, ser escritor era caro. Muy caro. Bukowski no consiguió la fama hasta bien entrados sus cincuenta, John Fante murió antes de ver sus libros publicados y el premio nobel de Literatura Ernest Hemingway fue rechazado hasta por veintisiete editoriales antes de ser publicado.

Desde que, en el siglo XV, surgiera la imprenta en Europa y los costes de impresión y divulgación de la literatura se redujeran dramáticamente, las editoriales comenzaron a monopolizar el mercado de los libros. De esta forma, serían estas entidades las que decidieran, no sólo quién pasaba o no a la historia, sino quien tenía la oportunidad de intentarlo.

Las editoriales y grandes firmas literarias, por lo general, son muy críticas con el reciente aumento de las posibilidades de autoedición. “Da la posibilidad de que cualquiera juegue a ser escritor, con lo que todo eso conlleva”, afirma Javier González, editor de una reconocida editorial española. Para Javier, cualquier oportunidad de que un escritor pueda darse a conocer es buena, pero el descontrolado aumento de las plataformas de autoedición ha hecho que la red se llene de muchas obras cuya calidad deja mucho que desear. “Aquí recibimos más de quince manuscritos al día de editores nóveles, y tenemos que aplicar muchos filtros de calidad para ver qué obras merecen la pena, y te aseguro que son muy pocas”.

Sueños de papel y lágrimas de tinta

Para los aspirantes a escritores que quieran auto publicarse, Amazon es la principal opción en España. El autor puede publicar su obra en formato Kindle y la empresa norteamericana se encarga de asignarle a la obra el ISBN. También ayudan al autor a llevar a cabo todo el papeleo relativo a la publicación de la obra y su puesta en venta (cuya normativa fiscal se ajusta a la legislación estadounidense) y dan la opción de maquetar y distribuir el libro en papel mediante CreateSpace. El resultado final, sin embargo, depende completamente del autor y sus habilidades de maquetación. A la hora de imprimir la obra, Amazon pone un precio mínimo por libro y da muchas opciones en cuanto a los materiales de impresión, el diseño de portada o la tipografía.

El autor Borja Rodríguez, que ha publicado dos libros en Kindle, se muestra completamente a favor de opciones como esta. “Puedes publicar tu libro en menos de un día y luego seguir de cerca todos los resultados, como las ventas, el tirón que tiene…” Ahora bien, si en algo coinciden los usuarios de estas plataformas es en que las dificultades llegan a la hora de darle publicidad al libro. “Tienes mecanismos que te facilita el propio Amazon, como bajar de precio tu libro, o ponerlo gratis durante unos días, pero el resto depende de ti, porque el problema es que mucha gente se cree que es publicar y ya está”, afirma Borja. El precio de entrada es nulo, pero al prescindir del papel de las editoriales, el problema para los autores nóveles viene a la hora de distribuir y promocionar su libro. Habrá autores, como el caso de Roberto Martínez Guzmán (Muerte sin Resurrección, más de 20.000 ejemplares vendidos en España) o Jorge Magano (La Mirada de Piedra, ganador del concurso de Autores Indie 2014 organizado por Amazon y El Mundo) que consigan triunfar en Amazon Kindle, pero no son pocas las obras que, tras ser publicadas, no venden ningún ejemplar.

Otras alternativas y las `falsas editoriales´

En España existen muchas alternativas más, aparte de Amazon. Bubok y Lulú son las dos más destacadas tras el gigante norteamericano, e incluso La Casa del Libro cuenta con opciones de autopulicación para autores nóveles. Sin embargo, son muchas las editoriales que buscan sacar partido al anhelo de los escritores sin publicar. Frente a la autoedición se plantea la coedición, mecanismo mediante el cual autor y editorial corren con gastos compartidos para publicar el libro. Aunque las editoriales que ofrecen resultados fiables abundan, destacando en España Círculo Rojo, donde el autor paga por cantidad de copias que desea adquirir y la editorial se encarga de la maquetación, diseño y distribución, son muchas otras las que solo buscan el dinero de los aspirantes a literatos.

Así, es habitual encontrar foros de escritores llenos de denuncias y estafas por parte de estas editoriales. “Lo único que hay que hacer es leer bien el contrato, como harías con cualquier otro trabajo”, comenta Laura, una autora independiente que tuvo una mala experiencia con una de estas entidades. “No son estafas o engaños. Tú vas muy ilusionado y ellos te dicen que van a organizar una presentación de tu libro y que lo vas a poder distribuir en grandes superficies como FNAC o La Casa del Libro, pero también hay letra pequeña, como que tienes que vender X ejemplares en la presentación, o que si tu libro no se pide en las grandes superficies ellos dejan de imprimirlo. Es un negocio, y ellos van a ganar dinero.”, añade la escritora.

La extinción del papel

Lo cierto es que las editoriales y distribuidoras saben que el papel tiene sus días contados y que los costes de producción son demasiado caros como para no apostar por los libros digitales. Cada vez son más las editoriales que publican simultáneamente sus obras en papel y ebook, y la demanda de estos últimos ha crecido exponencialmente los últimos años. Reflejo de ello son las ventas de libros electrónicos y tabletas para leer.

Una gran cantidad de nostálgicos sigue prefiriendo leer en papel antes que en libro digital, pero el precio (que puede variar en más de veinte euros), la comodidad (acceder a una biblioteca prácticamente ilimitada desde cualquier parte) y la facilidad de compra; cada vez hacen que más lectores se decanten por el libro electrónico. “Es un negocio” afirma Javier González, de nuevo, en referencia a la autoedición. “Cuando el papel desaparezca y todo el mercado sea digital, las editoriales tendrán que actuar de filtro otra vez porque habrá tantas obras que será imposible para un lector objetivo elegir sin criterio. Internet tiene la ventaja de la universalidad, pero también la desventaja de la sobreabundancia”, sentencia.

Ladrones de esperanza

La piratería es tan antigua como la Humanidad. Los libros, aunque difíciles de piratear, siempre se han plagiado, y desde el robo de la propiedad intelectual hasta las simples fotocopias, son miles de autores los que han visto cómo sus obras les eran arrebatadas por autores o lectores que no querían pagar por ellas. El mercado digital, ahora, ofrece la oportunidad a estos `piratas´ de actuar sin muchas limitaciones, ni consecuencias. Autores como Pérez-Reverte en su artículo Ese fulano (quizás usted) me roba, han denunciado públicamente cómo sus obras son pirateadas impunemente en la red. Y lo cierto es que es demasiado fácil robar en internet. Alguien se baja el ebook y lo sube a una página de descarga. No tiene más complejidad.

Aquí ni siquiera se distingue entre autores de prestigio y nóveles, puesto que hay piratas que se dedican a bajarse, constantemente, todo lo que se publica en las páginas de distribución de libros para después colgarlo en otras páginas de manera gratuita. “A las dos semanas de publicar mi obra, ya estaba para descargar en más de cien páginas”, comenta frustrada Laura. “Dos semanas. Mi obra no había vendido ni doscientas copias, ni siquiera estaba entre las más vendidas, a mí no me conocía nadie, y sin embargo, me habían robado mi libro”, añadía.

Está claro que Internet es la tierra de las oportunidades para los escritores, pero también es una tierra de sueños rotos, de trampas, de ladrones y de lágrimas amargas. Y aunque ahora sea más fácil, más accesible, ser escritor sigue siendo caro.

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