Roger Frisch fue diagnosticado en el 2009 con una condición llamada Temblor Esencial, que provoca pequeños movimientos involuntarios, especialmente en las manos cuando se tiene un objeto en ellas. El temblor era tan leve que podría haber elegido ignorarlo, pero para un violinista este mínimo temblor supone el fin de su carrera, una carrera que es su vida.
Los médicos de la Clínica Mayo en Minnesota, EE.UU, ofrecieron a Frisch formar parte de un procedimiento experimental que consistía en insertar electrodos en el cerebro para detener los temblores mediante impulsos eléctricos.
Una cirugía particular
Uno de los tratamientos más prometedores para el temblor esencial es la estimulación cerebral profunda. Los cirujanos implantan un pequeño electrodo en el tálamo, una estructura neuronal especialmente relacionada con los sentidos. Cuando la corriente está activada, el tálamo se desactiva y el temblor se detiene. El electrodo debe ser colocado con precisión, y a menudo el paciente es la mejor guía. Por ello, era necesario que Roger Frisch estuviera despierto durante el proceso.
Así, mientras los médicos procedían a colocar y probar los electrodos necesarios, el músico tocaba su violín para poder detectar si los temblores desaparecían o no una vez que se realizaba la estimulación eléctrica. El temblor de Frisch era tan leve que lo que más preocupaba a los médicos era que el aparato fuera incapaz de decir si estaban colocando los electrodos correctamente. Con la mayor precisión posible los especialistas colocaron un acelerómetro en el arco del violín para así poder detectar hasta el más ligero temblor. Este traduciría su temblor en un gráfico a una pantalla de ordenador que los cirujanos pudieran ver a tiempo real. Lo único que Frisch tuvo que hacer fue tocar el violín mientras los cirujanos realizaban su intervención quirúrgica.
La operación fue realizada con éxito y el electrodo insertado podía ser activado y desactivado de forma remota, ayudando así a controlar los temblores cuando fuera necesario. Con ello Frish ha podido retomar su carrera.
Operaciones con el paciente despierto
En el campo de la neurocirugía es común que durante las operaciones el paciente esté despierto y consciente para que así los cirujanos poder puedan ver a tiempo real cómo evoluciona.
A diferencia de otras partes del cuerpo, el cerebro es incapaz de sentir dolor, por lo que es suficiente la anestesia local para poder llegar a la zona y luego intervenir sin comprometer el nivel de conciencia del paciente.
Debido a la complejidad del cerebro, los cirujanos necesitan detectar durante el proceso si las funciones neurológicas del paciente están funcionando bien o si la cirugía está logrando el efecto deseado.
En ningún momento el paciente siente dolor o incomodidad. A los pacientes se les pide realizar alguna tarea durante la cirugía, lo cual les ayuda a relajarse y les aparta del aburrimiento.
Talamotomías en España
En España, en noviembre de 2005 los médicos del Hospital General De Valencia implantaron una novedosa técnica que permitía salvar funciones cerebrales que antes se perdían por lesiones durante la intervención.
Mientras el paciente estaba despierto, los cirujanos le extirparon un tumor cerebral al valenciano J.P.P que dijo lo siguiente: «Notaba cómo me tocaban la cabeza, pero no sentía dolor. Los médicos iban dándome intensidad en los músculos, para comprobar los reflejos, o me hacían contar para comprobar que la zona del habla no se veía afectada por la parte de la cabeza que tocaban». El paciente estuvo en todo momento acompañado de un psicólogo que le ayudó a sobrellevar la situación.
En Asturias fue en el 2012 cuando realizaron por primera vez una cirugía para extirpar un tumor cerebral con el paciente despierto. La intervención duró seis horas y se le practicó a un varón de 35 años que fue capaz de colaborar en todo momento con los neurocirujanos.
Ha habido algunos casos parecidos al de Roger Frisch como el de Brad Carter, actor y guitarrista en Los Ángeles, que en 2013 se sometió a una operación de cerebro mientras tocaba su guitarra. El guitarrista esperaba que después de 7 años con Parkinson, y tras haber fallado la medicación, pudiera volver a los escenarios. Al difundir esta operación, que miles de internautas siguieron en directo, el artista y el equipo médico pretendieron quitar el miedo sobre las operaciones que requieren al paciente despierto.
Para estos cirujanos de la Clínica Mayo, el caso de Roger Fisch no fue uno más, ya que pudieron disfrutar de un concierto privado mientras operaban al mismo artista.
Ahora Roger Frisch puede, literalmente, activar o desactivar el temblor solo pulsando un botón.
La música de algún modo fue lo que al final 'salvó' a su intérprete. El amor que sentía y siente Roger Fisch por la música fue lo que le motivó para exponerse a este procedimiento experimental, pues como dijo en su día Friedrich Nietzsche ''Sin música la vida sería un error''.