Se llama `Black Friday´ porque ese día los números de las cajas registradoras de los comercios pasan de ser `rojos´ a `negros´. El lunes siguiente, sin embargo, se denomina `Cyber Monday´, y apodado como la resaca del Black Friday, es la misma práctica del Viernes Negro, esto es, rebajas con grandes descuentos, pero esta vez con un enfoque destinado a las compras por Internet. En el país del Tío Sam ambas jornadas constituyen un verdadero fenómeno de masas, con tiendas que agotan sus existencias y son testigos de altercados de todo tipo ocasionados por consumidores cegados por ofertas muy poco habituales, pero ¿cómo es la acogida de este tipo de tradiciones en España?
Hasta el año 2012, los periodos de rebajas estaban regulados por ley, pero tras un cambio en la normativa, esta decisión quedó en manos de los comerciantes y empresas, por lo que el Black Friday pudo entrar pisando fuerte en las fronteras españolas. Fueron Amazon y El Corte Inglés los que primero se sumaron a la tradición anglosajona, que después fue consolidada por el resto de los pesos pesados de los sectores de la moda y la tecnología, como Inditex y Mediamarkt.
Este año, y a la espera de las cifras oficiales en cuanto a ventas, el éxito del Black Friday ha sido irregular. Por un lado, las grandes superficies que se han sumado a la iniciativa afirman que han puesto a disposición de sus clientes descuentos de hasta un 30% en una gran variedad de productos, pero los propios consumidores comentan decepcionados sus experiencias con el Viernes Negro. “Solo unos pocos productos tenían descuentos, y este era proporcional a su antigüedad”, afirma Alfonso a las puertas de uno de estos comercios. “La ropa era de otras temporadas, y muy pocas veces había cosas con el máximo descuento”, comenta Elena, otra consumidora algo desengañada con los descuentos ofrecidos. Y es que ahí radica, para los consumidores, el problema.
Las tiendas se sirven de `descuentos gancho´, esto es, artículos muy baratos pero cuyo límite de unidades es muy bajo, para atraer al cliente a la tienda. Una vez allí, el consumidor descubre que los descuentos prometidos se cuentan por escasas decenas, y que la mayoría de las veces, o bien las unidades ofertadas son muy pocas y se agotan enseguida, o bien los artículos rebajados son antiguos o de temporadas anteriores, en el caso de la moda. La sombra de la crisis todavía vuela bajo, y parece ser que las tiendas españolas no alcanzan esas rebajas de locura de las que sí disfrutan al otro lado del océano.
Wall Street, `decepcionada´
A las 15 horas del viernes, los primeros datos llegaban a la Gran Manzana, y no eran muy esperanzadores. Según datos facilitados por El Economista, el consumo ha descendido durante este Black Friday un 11%, lo que supone la mayor caída desde 2009, y tanto la bolsa como las empresas se han sentido incómodas con este dato. Aún no hay información sobre las cifras en España, pero el pronóstico no parece muy bueno si en el país donde nació la tradición ha sufrido semejante patinazo.
La venta por Internet, la gran protagonista
Pero no todo ha sido negro. En Estados Unidos han triunfado los móviles, los ordenadores, tabletas y videoconsolas. Los móviles han visto incrementado su volumen de ventas un 14% respecto al año pasado, según datos facilitados por IBM, y las videoconsolas Xbox One y Wii U, con ofertas que redujeron su precio cerca de cien dólares han arrasado. De hecho, la consola de Nintendo vendió 4000 unidades en diecisiete minutos nada más ponerse a la venta con su precio reducido en Ebay.
Está claro que los comercios electrónicos, con Amazon, Ebay, BestBuy y Wallmart a la cabeza, han sido los claros triunfadores de estas jornadas. “Ha sobrepasado todas nuestras expectativas”, comentaban los responsables de Amazon al diario británico Daily Mail. “Se vendieron más de cinco millones de productos, lo que supone una media de 64 artículos por segundo”.
Con ofertas en territorio americano que muchas veces superaban el 30% y un límite de unidades mayor que el de las grandes superficies tradicionales, los comercios online sí han sabido ofrecer lo que los consumidores buscaban en unas rebajas de semejante magnitud, y las cifras les avalan. Esta vez parece que el Ciber Monday no ha sido la resaca del Black Friday, sino más bien su after hour.