El primer destello ocurrió la noche del 25 de enero de 2014. Apareció cerca de la pata trasera izquierda de la Osa Mayor. Fue bautizado como '14ae'.
La estrella se encuentra a 650 millones de años luz, por lo que los astrónomos solo pudieron observar este evento a través de la luz emitida por el agujero negro. La materia devorada equivale a la masa actual del planeta Júpiter y los astrónomos han informado de que ni la estrella y ni el agujero negro forman parte de Laniakea, nombre que denomina al supércumulo de galaxias al que pertenece la Vía Láctea. Este fue bautizado así el pasado septiembre por un grupo liderado por el astrónomo R. Brent Tully, de la Universidad de Hawaii en Manoa. Significa `cielo inmenso´ en hawaiano.
Thomas Holoien, Christopher Kochan y Krzystof Stanek forman parte del equipo astronómico de la universidad de Ohio. Realizan el trabajo a través de su proyecto de red de telescopios All-Sky Automated Survey for Supernovae (ASSAS-SN).
La red ASAS-SN surge como un proyecto destinado a observar cada noche el espacio para estudiar la física y naturaleza del universo. Para ello cuenta con dos unidades: la primera, Brutus, que está compuesta por 4 telescopios robóticos de 14 centímetros en Hawai y la segunda unidad, Casius, que se encuentra en Chile y cuenta con dos telescopios de 14 centímetros. ASAS-SN ha detectado ya más de sesenta supernovas cercanas. Otro de sus objetivos se centra en observar cada cuanto tiempo ocurren los llamados TDE (Tidal Disruption Event o Evento de Disrupción de Marea).
Un Tidal Disruption Event se produce cuando una estrella está en órbita alrededor de un agujero negro masivo y hace una aproximación cercana. Es entonces cuando una parte de la estrella es separada debido a las fuerzas de atracción del agujero negro, como ha ocurrido en este caso. Así, Stanek Krzystof afirma que "en base a este descubrimiento, la tasa de que se produzcan acontecimientos como este puede ser mayor de un TDE cada dos años".
El descubrimiento ha supuesto una gran oportunidad para los astrónomos y astrofísicos de aprender más acerca de cómo se forman y evolucionan los agujeros negros supermasivos. Por ejemplo, han conseguido cifran en una vez cada 10.000 o 100.000 años el hecho de que un agujero negro absorba una estrella sin consumir su totalidad.